A punto de comenzar el verano, muchos de los chiringuitos playeros ya se encuentran a pleno rendimiento. Diseminados por toda la costa mallorquina, los hay muy populares, algunos muy concurridos y otros de complicado acceso.

En la zona de es Trenc, sa Ràpita y ses Covetes están abiertos un total de seis. Atienden hasta el mes de octubre a un público local y extranjero, mayoritariamente alemán.

«No hemos aumentado nada los precios con respecto al año pasado. Siguen igual. Lo que más se vende son ensaladas y trampó. Respecto a la bebida, agua, Coca-Cola y cerveza son las que más se consumen, por ese orden. Atendemos un turismo familiar de distintas nacionalidades, aunque mayoritariamente alemán. Es un público tranquilo, con familias y niños», afirma Francisco, responsable de uno de los chiringuitos de ses Covetes.

Al borde del mar

En la playa del Dolç, cerca de la Colònia de Sant Jordi, se atiende a un público también familiar. El cliente puede encontrar desde bocadillos, hasta platos sencillos y helados.

En la zona norte de la Isla hemos elegido tres chiringuitos playeros: los de las playas de Cala Agulla, Cala Mesquida y Cala Torta, éste de complicado acceso a causa del mal estado del tramo final de la carretera. En Cala Agulla, con aparcamiento a cuatro euros por día y duchas a 50 céntimos, tiene tres chiringuitos, todos pertenecientes a la misma empresa, más un comedor al principio de la playa ajeno a ésta. En los chiringuitos se puede almorzar a base de bocatas, entre 3 y 3,90 euros la unidad –depende de lo que lleven– baguettes, a 4 euros; hamburguesas, a 3,10; pizza a 2,90. Y en cuanto a bebidas, el agua es a 2 euros, la Coca-Cola está entre 2,20 y 3,10 euros; la cerveza, entre 2,30 y 3,30; el tinto de verano, entre 2,50 y 3,50 y la sangría, el litro, a 10,50.

Está abierto de 9 de la mañana a 7 de la tarde. La mayor parte de clientes son alemanes. Observamos que cada sombrilla tiene una caja fuerte –a 10,50 euros por día– para guardar la cartera mientras el usuario de la hamaca se baña.

El de Cala Mesquida, como es de la misma sociedad que los de Cala Agulla, los precios son más o menos parecidos, aunque tienen a la vista una carta bastante extensa.

Sin bocatas

Por último, en el Cala Torta, que fue una playa nudista, uno puede comer, con bebida, por unos 20 euros. El dueño, que se llama Manuel, es un andaluz que lleva toda su vida en Mallorca, y de ella, 35 años en el chiringuito. Nos advierte que no hace bocatas, «pero sí una rica ración de pollo con ensalada por 11 euros», que la cerveza cuesta 2,50 euros –aunque depende de la marca– y que el litro de sangría, sale a 14 euros.

El chiringuito abre en mayo y cierra en octubre y a diario permanece abierto entre las 11 y las 19 horas. Posiblemente, Cala Torta sea la única playa de Mallorca en la que no hay venta ambulante, ni masajistas, ni tiqueteros, ni nada de lo que suele haber en otras playas. Vamos, que es un gozada pasar el día allí.