Miles de turistas y residentes visitan en verano la kilométrica Platja de Palma.

Más de cuatro kilómetros de largo y alrededor de cincuenta metros de anchura, divididos en quince balnearios, conforman la Platja de Palma, que unifica bajo esta denominación las playas de Cala Estància, Can Pastilla y S’Arenal (el último tramo de esta pertenece a Llucmajor); está limitada por el Club Náutico Sant Antoni de la Platja y el torrente dels Jueus.

Ubicada a tan solo 14 kilómetros del este de Palma, tiene muy fácil acceso a través del transporte público cuya parada de autobús más próxima se encuentra a tan solo 50 metros de ella. Quienes lo prefieran, también pueden acudir en su vehículo particular, no obstante no se recomienda por la dificultad a la hora de encontrar aparcamiento en la zona ya que es una playa muy visitada, tanto por el turismo como por los residentes de la Isla. Su costa acoge la mayor concentración hotelera de Mallorca con una altísima ocupación; la última remodelación de la primera línea permitió la construcción de un paseo marítimo que limitó el tráfico rodado.

La Platja de Palma destaca principalmente por su costa de arena fina y por su escaso desnivel, lo que la hace muy atractiva para las familias con niños. Además, cuenta con un buen servicio de vigilancia a cargo de la gestión municipal, otorgando así más tranquilidad a los bañistas.

En el año 1989 el Arenal desapareció casi por completo, ya que se destruyó la vegetación propia del ecosistema que retiene la arena; para su recuperación se reintrodujeron más de 400.000 toneladas de arena dando lugar a las dimensiones actuales de la playa.

Bandera azul

La Platja de Palma disfruta de la bandera azul gracias a la calidad de sus aguas, la limpieza y las condiciones medioambientales.

Además, ofrece una gran cantidad de servicios que hacen que los bañistas disfruten de un buen rato en las mejores condiciones.

Cala Major

Al oeste de Palma, encontraremos la coqueta Cala Major de unos 200 metros de longitud frente a unos 80 de ancho y aguas tranquilas. A finales del pasado siglo sufrió una regeneración artificial para recuperar su imagen y uso con la incorporación de toneladas de arena, pero manteniendo su roquedo natural, un pequeño espigón que suele usarse como solarium dividiendo la cala en dos partes.

Esta playa urbana, que cuenta con Bandera Azul, tiene una gran afluencia de bañistas locales y turistas por su cercanía a Ciutat. Dispone, además, de una alta vigilancia dotándola de una mayor seguridad.