Una de las visitas obligadas de los ‘dimonis’ es la residencia, donde los esperan con devoción. | Assumpta Bassa

El pueblo de Artà celebra desde tiempos inmemoriales sus fiestas de Sant Antoni bajo un guión fiel a la tradición. Ayer los vecinos vibraron un año más con los dos dimonis en una celebración en la que todos los artanencs se entregan en cuerpo y alma para mostrar su más profundo sentiment. Y es que Artà venera esta celebración. Es la festividad más vivida en la calle y más querida por los vecinos.

Puntuales a la cita, a las 9 horas los dos dimonis, en Mosca Junior, que se estrenaba en el papel, y en Ferriol, salían de la Casa del Trull, este año en la vivienda de l’Obrer Pere Pel Gil, en el carrer de Sorteta. Centenares de personas, ataviadas con la camisa blanca y pañuelo rojo, coreaban las canciones. Los primeros acordes daban el sus a una larga jornada festiva. Una celebración que se vive en la calle y que ayer se pudo disfrutar intensamente gracias al buen tiempo que acompañó durante toda la jornada.

A ritmo de tataxin tataxin tataxin el primer baile desencadenaba una auténtica locura santantoniera. A partir de aquí, los dos dimonis junto con los músicos recorrerían todo el pueblo seguidos de centenares de personas en lo que se conoce como la acapta.

Visitas

Los dimonis visitaron la escuela y el Instituto, donde los alumnos les recibieron con gran entusiasmo y donde bailaron en el patio. Otra de las paradas obligatorias es la residencia. La fiesta se prolonga durante todo el día. No faltaron las herbes, el mesclat o el moscatell. A las 19 horas se celebraron las Completas, que volvieron a ser multitudinarias, donde todo el pueblo interpreta las canciones más sentidas dedicadas al santo.

A finalizar el acto tuvo lugar la encesa dels foguerons, continuaron las canciones y las cenas junto al fuego. Este miércoles se celebra la Cavalcada.