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Si por algo pasará a la historia la huelga general del 29-S en la Part Forana será por el escaso predicamento que ha tenido entre sus ciudadanos. Mientras que en las zonas turísticas lo único que quebrantó la normalidad fue la presencia de grupos de piquetes, en las poblaciones de interior las incidencias del parón fueron casi imperceptibles.

En los pueblos de la comarca de Manacor el seguimiento fue casi nulo y los comercios, bares, restaurantes estaban abiertos. La ciudad de Manacor se levantó ayer como cualquier otro día laborable, todos y cada uno de los comercios de las calles Joan Lliteres, sa Bassa, Amargura o Ramón Llull estaban abiertos.

En el polígono industrial la actividad transcurría con total normalidad, y en el hospital de Manacor las ausencias en el lugar de trabajo también fueron contadas. La actividad parecía la de un miércoles cualquiera, las colas habituales a la hora de entrar en las escuelas y todos los supermercados de la ciudad, abiertos. La rutina cotidiana sólo se alteró de forma parcial cuando los sindicatos decidieron realizar una pequeña manifestación. Los establecimientos cerraban y abrían sus puertas al paso de los activistas. Se registraron situaciones tan curiosas como el hecho de ver clientes salir de algún bar veinte segundos antes de llegar los piquetes. Otros cerraban las puertas con los clientes dentro.

En la comarca de Inca, la jornada de huelga también se desarrolló ayer en un ambiente de relativa tranquilidad, sin incidencias graves. Desde primera hora de la mañana varios grupos de piquetes recorrieron los núcleos turísticos del Port de Pollença y el Port d'Alcúdia además de la zona comercial de Inca.

Los piquetes cortaron de manera intermitente la carretera de Artá a la altura de Ciudad Blanca impidiendo el paso de los vehículos de transporte de mercancías y turistas. Algunos chóferes llamaron a la Guardia Civil que se personó con la Policía Local para restablecer el tráfico. Los piquetes forzaron el cierre de algún supermercado y visitaron distintos hoteles pidiendo a los empleados la adhesión a la huelga.

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Por lo que se refiere a la industria en la comarca, los trabajadores de la fábrica de cemento de Lloseta secundaron la huelga con servicios mínimos y la emblemática Quely no abrió sus puertas.

Finalmente, en los municipios limítrofes al área metropolitana de Palma, la huelga general tuvo el mismo efecto que en las comarcas Manacor e Inca: apenas perceptible. En Andratx, Marratxí y Calvià los comercios abrieron en más de un 90 por ciento.

Los colegios y 'escoletas' públicas abrieron sus puertas como si la huelga no fuese con ellos, mientras que en las dependencias consistoriales imperaba la más absoluta normalidad.

Zonas hoteleras


Los momentos de mayor tensión se vivieron durante la madrugada de ayer en las instalaciones de la empresa pública Calvià 2000, donde los piquetes impidieron la salida de tres camiones de recogida de basuras. En Magaluf, la presencia de piquetes fue abundante -unas 250 personas- ya que allí se concentraron también los de Peguera y Santa Ponça. En los hoteles de la zona de Magaluf es donde se registró un mayor seguimiento de la huelga. Sin embargo, las plantillas no registraron en ningún momento una merma inferior al 50 por ciento.