El nuevo delegado territorial de PRISA Media en Baleares, Josep Roquer, en una imagen cedida por el entrevistado.

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Josep Roquer (Barcelona, 1964) es director regional de la SER desde hace diez años y ahora ha sido nombrado delegado territorial de PRISA Media en Baleares. El grupo mediático quiere fortalecer su presencia en las comunidades, donde ha designado a otros 13 responsables. Roquer atiende a este diario y reflexiona sobre los desafíos a los que se enfrena el sector periodístico.

¿Qué objetivos tiene?
—El presidente ejecutivo, Carlos Núñez, nos ha planteado un reto que es muy ambicioso: ser representantes institucionales y coordinar las apuestas editoriales de la Cadena SER, El País, Cinco Días, As y El Huffington Post en versión analógica y digital. Admiro mucho la nueva etapa de Núñez porque creo que esta apuesta es acertada. La capilaridad de la SER en España es enorme, siempre encuentras un redactor en cualquier punto. Además del prestigio que tienen estos medios, es una verdadera joya. Esto se quiere hacer con toda la complejidad que supone. Juntos podemos caminar todavía más lejos.

La SER es líder, también en Baleares. ¿Cómo aprovecharán este éxito para potenciar el resto de cabeceras?
—Es complicado y ese es el reto. Como director general, una de las principales tareas que tengo es conseguir que nuestra redacción central nos mire. Temas como el de los barrios de autocaravanas en Palma han interesado (salió en portada). Tenemos que ser capaces de hacerlo con todos los medios.

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Los grandes grupos mediáticos han retrocedido en las comunidades. ¿La apuesta de PRISA por fortalecer su presencia busca invertir esa dinámica?
—Carlos Núñez tiene clara la estrategia: aprovechar el tejido territorial de la SER para sumar al resto de cabeceras, aportando una visión contrastada y definida. El País es un medio con voluntad nacional, aunque el mundo digital nos abre muchas posibilidades que hay que ir trabajando y descubriendo con mucho optimismo y coherencia.

Los medios de PRISA explican la actualidad de Balears, pero no marcan la agenda mediática, como hacen a nivel estatal. ¿Se ha descuidado ese aspecto?
—Los contenidos nacionales tienen contenidos peculiares, pero no son los más localistas. Es un libro que se tiene que abrir e ir descubriendo.

¿El futuro de los diarios en papel pasará por volver al modelo del semanario?
—Ese no es el gran debate porque evidentemente la distribución informativa ahora es muy diferente. Aun así, si lo puedes consumir digitalmente, la cosa no cambia. Lo importante es transmitir seriedad. Otro debate es si se tiene que ir por la suscripción o ser gratuito. Hace 10 años costaría creer que actualmente la gente pagaría por plataformas de series. Todo pasa por la calidad y, el tener que ser rápidos al publicar afecta al producto, pero esto es un debate interno del oficio.

¿Cómo cree que será el sector dentro de diez años?
—El futuro informativo será totalmente digital. Ahora conviven lo analógico con lo digital. De cara a 2025 aspiramos a ello y debemos entrar en el universo digital. Creo mucho en que el futuro no está escrito y, dentro de las incertezas, hay muchas oportunidades. No son tiempos agradables, pero tampoco lo fueron en los años treinta.