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Raixa, la histórica possessió enaltecida por el cardenal Despuig, abrió ayer de nuevo sus puertas dentro de las actividades programadas para celebrar la Diada de Mallorca.

La visita coincide con la conclusión de las dilatadas obras de restauración del edificio, mientras permanece pendiente la rehabilitación de los jardines.

La presidenta del Consell, Francina Armengol, asistió al acto de apertura acompañada por la directora de la Fundació Biodiversitat, Ana Leiva; el conseller de Presidència, Cosme Bonet, y las conselleres de Economia i Turisme, Isabel Oliver, y de Medi Ambient, Catalina Julve, entre otras autoridades.

Leiva definió la finca como una joya patrimonial en el Mediterráneo y tuvo unas palabras de recuerdo para Lluís Alemany, por su labor al frente de la misma. Por su parte, Armengol pidió disculpas por los retrasos sufridos en las obras y centró la finca en el marco paisajístico de una Serra de Tramuntana para la que se ha solicitado la calificación de Patrimonio de la Humanidad.

Proyecto de restauración
El acto institucional culmina la fase principal del proyecto de restauración iniciado en 2003 con el objetivo de convertir Raixa en un centro de interpretación de la finca, de los valores medioambientales, históricos, arquitectónicos y antropológicos que representa. Una restauración que ha tenido como objetivo el preservar los elementos más significativos mediante la recuperación de materiales y sistemas de construcción originales, si bien se han introducido algunos añadidos contemporáneos.

El futuro proyecto de restauración de los jardines y la zona agrícola alterará la imagen que ha conservado durante más de un siglo, ya que según Julia Román, profesora universitaria de Historia del arte, se eliminará la actual frondosidad con árboles de gran altura para recuperar el aspecto que tenían los jardines en sus orígenes.

La historia de Raixa se remonta a la época islámica, si bien las primeras referencias históricas documentadas datan de la conquista de Jaume I. A finales del siglo XV pertenecía a la familia Safortesa-Tagamanent, que en el XVI se vio involucrada en las luchas de las Germanies, que desencadenó el asalto e incendio de las casas. A partir de 1660 pasó al primer conde de Montenegro, uno de cuyos herederos, el cardenal Antoni Despuig i Dameto, le dio el aspecto de villa italiana con su célebre loggia. Durante el siglo XIX cobraron forma los jardines románticos y el gran estanque. Su fama creció de la mano de ilustres visitantes y artistas que plasmaron en los lienzos su bello paisaje. Escenografía que motivó el rodaje de varias películas como Bearn, inspirada en la obra de Villalonga.

En 1993 se declaró BIC y en 2002 fue adquirida por la Fundació Parcs Nacionals, (absorbida en 2006 por la Fundació Biodiversitat) y el Consell de Mallorca. Desde ahora podrá ser visitada con o sin guía cada fin de semana hasta fin de año de 10 a 14 horas.