Los inmigrantes encerrados desde hace 42 días en la iglesia de la
Encarnación de Palma han decidido abandonar su encierro desde ayer
y de forma progresiva, anunció uno de sus portavoces, Jon Saogal.
Evelyn Nicoleno, otra de las encerradas, explicó que dan por
finalizado este encierro porque «se ha cumplido una etapa en este
proceso de lucha por los derechos de los inmigrantes».
«Consideramos -añadió- que se ha demostrado, una vez más, que todo
tiene salida, y el pueblo de Mallorca ha dado un ejemplo de
convivencia, de humanidad, de fraternidad y se ha hecho un
ejercicio democrático».
Nicoleno reconoció que aunque «la lucha política no acaba aquí,
esta protesta ha servido para cambiar la relación con la Delegación
de Gobierno, que ha mostrado su preocupación por nuestra situación
y hemos logrado de la delegada el compromiso de que no habrá
expulsiones, lo que supone una gran tranquilidad para seguir
reivindicando derechos para todos». La Delegación anunció la
posibilidad de revisión de los expedientes de inmigrantes llegados
a Balears antes del 23 de enero pasado, «pero esperamos que los que
han llegado después también puedan, tarde o temprano, regularizar
su situación».
Hasta 32 personas han llegado a estar encerradas en la
Encarnación, pero los inmigrantes recuerdan que han recogido entre
7.000 y 8.000 firmas de apoyo en la calle «y cada día pasaban por
aquí entre 50 y 100 inmigrantes más para mostrar su apoyo, aunque
no pudieran quedarse encerrados». Los inmigrantes agradecieron el
apoyo que durante estas semanas han recibido de organizaciones como
Cruz Roja, Derechos Humanos, Mallorca por Cuba, Sindicato de
Estudiantes, USO o Derechos Humanos, entre otras. Cruz Roja, por su
parte, apuntó que a lo largo de la protesta ha suministrado 1.200
comidas calientes, que se han complementado con alimentos
procedentes de excedentes comunitarios (como aceite, arroz,
galletas, leche, queso, etc) y otros adquiridos directamente para
más de 600 meriendas y desayunos.
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