El mallorquín Antoni Capó, preparando la escultura.

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Sol, polvo de mármol y visitantes curiosos. Ocho artistas trabajando en una obra, una obra en proceso constante. «En la antigua Grecia, un simposio era una reunión de gente que se juntaba para hablar, nosotros nos hemos reunido para explicar una pieza». Simone Zanaglia explicó con estas palabras la intención del Simposium d'Escultura a Mallorca. El artista participa junto a otros siete autores en el encuentro que ayer dio sus primeros pasos en el Poble Espanyol.

Los escultores se enfrentaban por primera vez al bloque de mármol de Carrara. Todos tenían en mente una idea pero no el resultado. «Mientras vas esculpiendo vas descubriendo cosas nuevas», comentaba Antoni Capó. Capó realizará «una figura que estira una cuerda», una abstracción del natural que irá evolucionando y «mejorando sus formas». Para saber dónde llegará, Capó mantiene cerca una maqueta del boceto inicial.

A su lado, Olli Mantere realiza una «máquina». El autor hará un cono en el que, por un lado, entrarán «formas vírgenes sin significado» y, por el otro, saldrán «ideas elaboradas». El finlandés jugará, así, con el concepto de creación. «Trabajar al aire libre junto a otros artistas nos ayuda a confrontar nuestro trabajo con el de otros», aseguraba Zanaglia, otro de los artistas. No sólo eso, también permite «mostrar el proceso desde el inicio hasta que la pieza se convierte en obra». Zanaglia quiso destacar la finalidad didáctica del encuentro. «Es una manera de aprender tanto por parte del espectador como del escultor». El autor hará «una escalera» que terminará en una puerta, «una entrada a otro mundo».

Con esta iniciativa, los comerciantes del Poble Espanyol buscan «revitalizar» la zona. «Será una manera para que la gente vuelva al Poble Espanyol», afirmó Magdalena Escandell, dueña de una de las tiendas del lugar. Su comercio está justo enfrente de los aristas y sufre las consecuencias del ruido y el polvo. «No importa, no nos molesta», dice.