Es de vital importancia protegerse del sol con una buena crema protectora que evite posibles problemas de piel. | Pixabay

La temporada estival es una de las estaciones preferidas para muchos ya que suele ser sinónimo de vacaciones, descanso y desconexión. Pero también de olvidar ciertas rutinas. Con la reciente llegada del verano y tras pasar unos meses difíciles, el cuerpo y la mente necesitan un respiro. Es momento de cuidarse y dedicarse tiempo. Salir de la rutina implica dejar a un lado muchos hábitos. Se modifican los horarios, la alimentación y las rutinas de belleza, hechos que al final pasan factura.

La hidratación es uno de los factores más importantes. Las altas temperaturas provocan que se sude más, por lo que aunque no se tenga sed, es importante beber 2 litros de agua al día para rehidratar el cuerpo.

Siguiendo con la pauta anterior, es importante añadir a la dieta más cantidad de fruta y verdura, ya que tienen un alto contenido en agua y hacen que uno se sienta menos pesado. Además, el consumo de fruta y vegetales aporta fibra, vitaminas, antioxidantes y minerales. Pero no solo el cuerpo necesita de una buena hidratación. Durante el verano la piel está más expuestas a ciertos factores. La sal del mar o el cloro de las piscinas pueden resecar la piel. Por lo que es de vital importancia usar diariamente una buena crema para mantener la piel hidratada. Además se consigue que la piel sea más resistente.

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Una alimentación basada en la dieta mediterránea, donde predominen las frutas y los vegetales, ayudará a la hidratación.

Otro elemento a tener en cuenta es la exfoliación corporal con el fin de evitar la descamación de la piel. Hay que utilizar siempre productos adecuados como los que no tienen pH agresivos.

Aunque todos esperamos lucir un bonito moreno durante el estío no se puede pasar por alto la importancia de usar protectores solares. Sobre todo los primeros días de playa. Antes de exponerse al sol es importante aplicar una correcta protección cada dos horas para evitar los posibles problemas en la piel.

Sin vida, seco, apagado, quebradizo o débil. Estos son algunos de los efectos que pude sufrir el cabello durante los meses de verano a causa de agresiones externas que afectan tanto al cuero cabelludo como al pelo, provocando incluso la caída. La exposición al sol, al cloro de las piscinas y la sal del mar dejan el cabello seco y sin vitalidad. Para evitarlo es imprescindible mantenerlo hidratado y asegurarse de que recibe el cuidado adecuado. Para ello, también es importante emplear productos que no sean agresivos.

La ropa adecuada es otra de las pautas que hay que tener en cuenta. Hay que huir de las piezas ceñidas y que impiden una buena transpiración. Con el calor lo más sensato es emplear prendas holgadas y frescas.

Y aunque las vacaciones sean sinónimo de tiempo libre, no hay que abandonar el ejercicio. Deporte al aire libre, para mantenerse activo y seguir en forma.