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Los internacionales españoles, alejados de debates y polémicas y apelando a la unidad y el buen ambiente en el equipo afrontan con motivación y cautela el enfrentamiento de la segunda jornada ante la correosa selección griega. Los dos ganadores de la primera jornada, ante Portugal y Rusia, respectivamente, miden mañana sus fuerzas en un partido del que el vencedor saldrá claramente favorecido de cara a su clasificación para los cuartos de final en la última jornada del domingo.

A priori la gran favorita es España, pero el precedente del triunfo heleno en la fase de clasificación (0-1), su gran racha de victorias consecutivas en partidos oficiales, pese a los últimos tropiezos en amistosos, unido al éxito en el partido inaugural ante los lusos (2-1) sirven a España como aviso para desterrar cualquier atisbo de confianza. El triunfo de los de Sáez ante los rusos supone la primera victoria en un partido inaugural de la Eurocopa desde 1988, aunque el precedente no es halagüeño, ya que entonces, la selección ganó a Dinamarca, pero cayó en los otros dos compromisos ante Italia y Alemania y quedó apeada en la primera fase.

España ya está advertida, por lo que su principal misión, además de mantener el control del partido y el balón, que los helenos le cederán, será saber salir del marcaje férreo en la medular y del agobio rival para crear ocasiones de gol. Para conseguirlo, parece que Iñaki Sáez apostará por realizar un par de cambios con respecto al once que ganó a los rusos, aunque, a diferencia de su estilo habitual, adelantó que no los desvelará tras el entrenamiento de esta tarde, por lo que habrá que esperar a mañana para confirmarlo.