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ESPECIAL PARA UH
El alemán Jan Ullrich, del equipo Telekom, dio un auténtico repaso a sus más directos rivales en la contrarreloj individual de 46'5 kilómetros y se convierte en el virtual ganador de la carrera a falta de los últimos 163 kilómetros. Jan Ullrich hizo recordar por algunos momentos al mejor corredor de los últimos años, Miguel Induráin. Más que correr voló en un trazado que no les iba nada mal a los escaladores, ya que a mitad de carrera estaba el alto de la Paramera, puntuable de segunda categoría.

No fue ningún obstáculo para el «Kaiser de Rostock» como se le ha bautizado en la Vuelta, pues en los diferentes puntos intermedios marcaba, fulminaba los mejores registros que durante bastante tiempo fueron para ilustres como el suizo Alex Zulle, ex campeón del Mundo de la especialidad, o el belga Frank Vandenbroucke, ganador de dos etapas de la Vuelta y también uno de los mejores en la lucha contra las manecillas del reloj. Prueba de esa superioridad es que Ullrich invirtió en los 46'5 kilómetros, 1 hora, 4 minutos y 57 minutos lo que significa una velocidad media de 43 kms-hora. La segunda posición era para el suizo Zulle a casi tres minutos (2:50), mientras que tercero era el belga Frank Vandenbroucke, a 2:57 minutos.

Los más directos rivales de Ullrich, el vitoriano necesitaba 3:44 minutos, el bejerano Roberto Heras 3:41 y el abulense José María Jiménez casi seis minutos y medio. Diferencias que dejan bien clara la superioridad entre unos y otros y que dejan una general provisional con Ullrich que, salvo una desgracia, se convertirá en el tercer alemán en ganar la Vuelta, con 4:15 minutos de ventaja sobre la revelación de la carrera Igor González de Galdeano y Roberto Heras, que va a concluir tercero a 5:57 minutos.

Llegó la hora de la verdad, con los primeros de la general en escena y con algunos especialistas en las pruebas cronometradas caso de Zulle y Vandenbroucke en escena. La emoción fue subiendo de tono cuando salió el abulense José María Jiménez, que no tuvo su día y en un terreno que conoce a la perfección no encontró en ningún momento ritmo.