La Guardia Civil de Inca detuvo al delincuente en la pizzería de Binissalem. | ARCHIVO

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Hugo J., a sus 56 años, tiene una hoja histórico penal casi tan extensa como En busca del tiempo perdido, la novela de Marcel Proust. El delincuente fue detenido por enésima vez tras entrar a robar en una pizzería de Binissalem. Los propietarios del establecimiento lo retuvieron hasta la llegada de la Guardia Civil de Inca. «No me ha dado tiempo a coger nada, no es para tanto, no entiendo por qué se ponen así», dijo a los agentes.

Los hechos ocurrieron sobre las 3.00 horas del pasado 26 de julio. La dueña del local, que vive justo encima, escuchó un ruido en el interior de la pizzería y avisó a su pareja. El hombre bajó y se encontró al ladrón junto a la caja registradora. Hugo J., que empuñaba un destornillador, le gritó: «No te acerques o te meto, déjame ir». Los dos iniciaron un forcejeo en el que el propietario del negocio acabó tumbado boca arriba con el asaltante encima.

A continuación, la mujer apareció y golpeó con un palo por la espalda al delincuente, que desistió en la lucha. La pareja avisó a la Guardia Civil y una patrulla que realizaba un servicio de prevención contra la delincuencia por la zona acudió hasta el lugar y detuvo al sospechoso.

La fiscal pidió prisión para Hugo J., que fue defendido por el abogado Miguel López Bortón, por «su nutrida hoja histórico penal, que consta de 15 folios». La jueza de guardia de Inca, sin embargo, lo dejó en libertad porque cuida de su anciana madre. La Guardia Civil, el mismo día que quedó libre, lo detuvo en la esquina de los juzgados por otros cuatro robos en Palma y Marratxí. Y, esta vez Hugo J., ya no se libró de la cárcel. Allí podrá buscar el tiempo perdido, como Proust en su novela.