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«Nuestra familia siempre ha estado muy unida. Estamos rotos de dolor por la muerte de Sacramento», así relata el momento que están pasando los allegados, con la voz entrecortada y lágrimas en los ojos, Antonio Barea, primo de la madre de la víctima (en la imagen inferior).

«Era una niña muy dulce. Preocupada por sus hijas. Trabajaba lo que hiciera falta para que nos les faltara de nada a sus dos pequeñas. Esto es una desgracia muy grande», explica Barea, que es seleccionador balear de fútbol en categorías inferiores y reconocido barman.

Se enteró de la noticia del crimen de su prima en pleno partido del Palma Futsal en Son Moix. «Me llamó mi hija y me dijo que en la familia había pasado una desgracia. Que fuese a casa rápido, que habían asesinado a la hija de mi prima. Solo me pude echar a llorar. No nos esperábamos esto. Nadie puede pensar que le vaya a pasar una cosa así. Estamos muy tristes», cuenta emocionado.

Acudió inmediatamente a la casa donde vivía su prima con su hija. «Es imposible explicar lo que vivimos la noche del viernes sin que me eche a llorar. Sus abuelos, que son muy mayores, no se creían que ‘Sacri’ no entrase esa noche por la puerta, como siempre hacía. Su padre sigue aún en estado de shock», recuerda.

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Sobre el asesino asegura que «nunca» podrá perdonarlo. «Ni yo ni nadie de la familia podrá perdonarlo. Nos ha hundido. Ese animal le ha arrebatado a una madre la ilusión de ver a las niñas. Eso es muy duro».

Compañeras y amigas

Quienes tampoco son ajenas al duelo y a la tristeza, como no podía ser de otra manera, son las que han sido sus compañeras en Conforama durante años. Una de ellas, aún con lágrimas en los ojos después del emotivo minuto de silencio llevado a cabo ayer a mediodía en la misma puerta del comercio, explicó a Ultima Hora cómo era Sacramento. «Era un amor de chica. Siempre con la sonrisa en la cara y dispuesta a ayudarte en todo lo que fuese necesario. Así la recordaré siempre», apunta. Sobre la relación con Rafael Pantoja admite que al principio «se le veía ilusionada, pero al poco tiempo empezó a ver cosas raras». Una extrabajadora de la tienda de muebles rememoró su carácter «alegre, jovial».

Una amiga, Pilar, la recuerda como una «niña encantadora, que cuando tuve problemas siempre me apoyó. No me salen las palabras desde que me avisó mi hija el viernes por la tarde. Es muy duro. No me lo puedo creer», confiesa. Otra de sus muchas amistades, que prefiere quedar en el anonimato, con la voz entrecortada al otro lado del teléfono, se refiere a ‘Sacri’ como «cariñosa, amable, noble y detallista».