Imagen de archivo de una redada llevada a cabo por la Guardia Civil en Punta Ballena en 2011. | Michel's

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¿Calvià o Chicago años veinte? La trama corrupta de Magaluf utilizaba ‘matones’ y ‘gorilas’ de discoteca para espantar a los clientes de negocios rivales de Punta Ballena. La investigación ha descubierto que algunos empresarios tuvieron que contratar a empresas de seguridad privada para poder trabajar sin ser molestados por la competencia.

Las diligencias avanzan a un ritmo muy elevado y la Fiscalía Anticorrupción, el Juzgado de Instrucción número 12 y la Guardia Civil trabajaban ayer intensamente en el caso. Se están analizando cientos de emails intervenidos, la mayoría de ellos aportados por «arrepentidos» o por las víctimas de las extorsiones, y también se están estudiando whatsapps que cruzaron meses atrás algunos empresarios de la zona.

El dato más relevante que trascendió ayer es que la trama corrupta de Magaluf, que utilizaba a policías locales como punta de lanza para sus coacciones, también contaba con una red de ‘matones’ y ‘gorilas’, que aparecían en el momento más insospechado en la puerta de un negocio enemigo y bloqueaban las puertas, no dejando pasar a nadie. Los turistas, amedrentados, se marchaban entonces a otros locales, que era precisamente lo que buscaban los extorsionadores. En este sentido, agentes de la Guardia Civil se desplazaron hace poco a una empresa de seguridad para entrevistarse con su responsable. Esa empresa trabajó en los bares extorsionados, para evitar que los ‘matones’ se hicieran con el control total de las entradas a los establecimientos.

Palizas

También ha trascendido que en la guerra sucia de Punta Ballena, una calle de apenas 500 metros pero que mueve cantidades brutales de dinero cada verano, se propinaron también palizas a empleados de otras empresas, sobre todo camareros, tiqueteros y vigilantes. En la mayoría de los casos las víctimas no denunciaron por temor a represalias, pero algunos ya han perdido el miedo y han contado lo que ocurrió a los investigadores.

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Todo el material recopilado es analizado por un amplio equipo de investigadores y cada día que pasa se estrecha más el círculo sobre empresarios, agentes y funcionarios que forman parte de la red corrupta y aún no han caído.

Los investigadores también saben de algunos casos en los que los empresarios ‘grandes’ intentaron comprar a precio de saldo negocios de los empresarios ‘pequeños’. Al recibir un no por respuesta, alegando que se trataba de bares muy rentables, los empresarios que no quisieron vender sufrieron un acoso sistemático.

Vista gorda

En otros casos, se ha descubierto que el ayuntamiento hizo la vista gorda con algunas infracciones urbanísticas flagrantes cometidas por parte de algunos personajes que gozaban de protección policial y cobertura municipal en Magaluf.

Los próximos días pueden ser cruciales en el caso. De momento, el jefe de la Policía Local de Calvià, José Antonio Navarro, sigue ingresado en prisión, al igual que los dos agentes de la Unidad Canina que aparecían en el famoso vídeo de la corrupción policial que desveló toda la trama. Las respectivas defensas han pedido su puesta en libertad, mediante la presentación de recursos, pero la juez los mantiene en prisión por temor a que destruyan pruebas o que amenacen a algunos testigos.