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EMILIO LÓPEZ VERDÚ
Tres agentes de la Guardia Civil fueron condenados ayer por traficar con cocaína y hachís y por robar prendas de vestir en grandes centros comerciales de la Isla. Los agentes formaban parte de una pequeña red compuesta por seis jóvenes, con conexiones en Madrid y Salamanca.

La vista oral contra todos ellos se debía celebrar ayer en la Audiencia Provincial, aunque tras una larga mañana de negociaciones se llegó a un provechoso acuerdo para los acusados. En principio el fiscal pedía penas que sumaban los 35 años. Al cerrarse la conformidad, cuatro de ellos fueron condenados a penas que oscilan entre el año y medio y los tres años y medio de cárcel, mientras que el último implicado sólo deberá pagar una multa.

Tras esta decisión judicial, que supondrá que algunos de los implicados no vayan a la cárcel, los seis jóvenes se fundieron en varios abrazos de satisfacción a las puertas de la sala de vistas.

Los seis implicados fueron detenidos tras una laboriosa investigación llevada a cabo por el Grupo de Asuntos Internos de la Guardia Civil a principios de 2004. Así, descubrieron que el peso del grupo recaía sobre David J.D.H., que se dedicaba a vender cocaína y hachís en diferentes puntos de Mallorca. El sospechoso contactaba con la colaboración de Francisco G.G. y David M.R., otro guardia civil residente en Salamanca que le proporcionaba la cocaína.

El líder también tenía otros dos contactos en Madrid que le suministraban droga, José A.F.P. y José M.G.S. En los seguimientos se descubrió que realizaba viajes en Madrid para comprar pequeñas cantidades de droga. En uno de estos viajes, la Guardia Civil le paró en el aeropuerto de Palma con un cargamento de 37'90 gramos de cocaína en el interior de los calzoncillos.

Tras este descubrimiento, la Benemérita decidió la inmediata desarticulación del grupo. Mediante un exhorto del Juzgado de Instrucción 3 de Palma se autorizó un registro en una droguería de Madrid. Allí se encontraron pequeñas cantidades de éxtasis, cocaína y hachís, además de una balanza de precisión.

Las investigaciones también permitieron descubrir que el líder de la banda, en compañía de otro agente de la Benemérita, se dedicaba a perpetrar hurtos de prendas de vestir por encargo en grandes centros comerciales de Palma. Los dos habían conseguido fabricar un instrumento con el que lograban neutralizar las alarmas electrónicas de los comercios, entre los que se encontraban Decatlón, El Corte Inglés y C&A.