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Mañana lunes dará comienzo en la Audiencia Provincial de Palma el juicio con jurado popular contra Hamid Guezzar, un marroquí de 30 años de edad acusado de matar a pedradas a su compañera sentimental, María Isabel Ferrer, en la zona de Puntiró, a principios del año pasado. El fiscal considera a Hamid Guezzar responsable de un delito de asesinato con el agravante de parentesco y solicita una condena de 25 años de cárcel.

Según el escrito del fiscal, el crimen se cometió entre las 13.00 y 13.30 horas del 30 de abril de 2004. María Isabel Ferrer y Hamid Guezzar mantenían una relación a modo de matrimonio desde hacía dos años, y habían tenido un bebé, que el próximo mes de agosto cumplirá dos años.

María Isabel era madre de otro hijo fruto de una relación anterior con un mallorquín. Este niño cumplirá 12 años el próximo mes de diciembre y actualmente está en un centro de protección de menores.

Fernando Ferrer, hermano de la víctima, explicó ayer: «La muerte de María Isabel nos ha cambiado la vida para mal, hemos perdido al hijo mayor porque su padre habló mal de nosotros y ahora estamos pendientes de que no nos quiten al pequeño». Fernando afirmó también que espera «que este hombre (Hamid Guezzar) cumpla el máximo número de años posible en la cárcel por lo que le hizo a mi hermana».

Según el escrito del fiscal el crimen se cometió por celos, ya que Hamid creía que María Isabel le era infiel. El día de los hechos logró que ella se subiese al coche y la llevó a una zona de bosque bajo apartada de Puntiró, a la que se accede por un sendero pedregoso y en pendiente, para «asegurar la efectividad de su propósito criminal».

Según el fiscal, Hamid Guezzar, «con ánimo de acabar con la vida de Isabel Ferrer y de causarle un sufrimiento inhumano y gran dolor, comenzó de manera súbita a apedrearla cogiendo al efecto piedras de gran tamaño de las existentes en un muro de pared seca, arrojando contra la misma a escasa distancia y con gran violencia piedras a la cabeza y al cuerpo». La víctima, de 34 años, cayó al suelo malherida, se levantó y trató de escapar, pero unos metros más adelante cayó de nuevo «ante la contundencia de los golpes recibidos y ante la gravedad de las heridas producidas», sostiene el escrito de acusación.

Después, «con intención de alargar su sufrimiento», el acusado la siguió apedreando y «con una piedra de grandes dimensiones le aplastó la cabeza reiteradamente», indica el fiscal.