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Paul Edward Heath, el preso británico que el pasado mes de noviembre protagonizó una fuga de la cárcel de Palma, se declaró ayer culpable de un delito de tráfico de drogas. Esta confesión se realizó ante el tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia de Palma en un juicio en el que se le acusaba de haber traficado con más de 1.100 pastillas de éxtasis, que fueron intervenidas por la policía. El acusado, para quien el fiscal solicitaba antes del inicio del juicio una condena de once años de prisión, aceptó cumplir siete años y seis meses tras llegar a un acuerdo la fiscal María Moreto con los abogados defensores. La acusación rebajó sus propuesta de años de prisión, lo que fue aceptado por todos los acusados. De esta forma se evitó la celebración de un maratoniano juicio, que iba a durar varios días.

Paul Edward Heath compartió el banquillo de los acusados con otras siete personas. Todas reconocieron que durante el mes de febrero del pasado año se dedicaron a la venta de éxtasis. El grupo lo dirigía el preso fugado, que se encargó de buscar a varios colaboradores. Heath fue visto varias veces acudiendo a un domicilio de Cala Major, donde vivían dos jóvenes procedentes de Córdoba, que se encargaban de vender las pastillas directamente a los clientes que se las solicitaban. En este domicilio de Cala Major fue donde se le intervino la mayor parte de la droga cuando la iba a entregar a sus colaboradores. El británico contaba con la estrecha ayuda de su compatriota Graham Lowe, que ayer aceptó cumplir una condena de cinco años de prisión.

Paul Edward Heath se encontraba en prisión preventiva por esta acusación de tráfico de drogas cuando logró fugarse de la cárcel. Trabajaba en la cocina del centro penitenciario y su comportamiento hasta ese momento era muy correcto. Nadie había sospechado que era capaz de esconderse en un contenedor de basuras y fugarse, tal como hizo. Una vez que logró llegar a la calle, tomó un taxi y se dirigió a Santa Ponça, donde vivía su novia.