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Cuando haya puesto el punto final a este escrito y quizá alguien lea la mayúscula C que le da arranque no sé si estaremos cubiertos por una nube roja. Se han ido miles hasta Sevilla a conquistar la Copa del Rey dando patadas a un balón gracias a la matemática y a la coreografía del fútbol. Solo espero que quien le haya pedido al Govern que subvencione su traslado a Sevilla, le pida que haga memoria. Sí, esa, que quieren borrar de un escobazo porque en este país algunos siguen a la greña con la historia.

«Yo creo que la memoria tiene una fuerza de gravedad: siempre nos atrae. Los que tienen memoria son capaces de vivir en el frágil tiempo presente, los que no tienen, no viven en ninguna parte». Esta frase del director de cine Patricio Guzmán se escucha en su película Nostalgia de la luz. A ella acudo siempre que escucho los pisotones que algunos quieren dar a las leyes de Memoria Democrática, algunas ya sepultadas como en Aragón y aquí en Balears con la intención de derogarla gracias al sí del PP a la petición de Vox. Ese partido con representantes como Alejandro Nolasco, vicepresidente de Aragón, que se ha permitido ironizar sobre la iniciativa del gobierno central de llevar ante la ONU y la UE la cuchillada a una ley que ampara la memoria histórica. Dolor profundo cuando escucho su burla: «Como si se quiere llevar la derogación a Marte, a la Agencia Espacial Europea o a Corea». ¿Qué les pasa a los amnésicos de este país? ¿Cómo es posible que sigan parcheando la realidad dolorosa de una guerra que iniciaron quienes cortaron de raíz con la elegida II República, para dar paso a la dictadura de Franco?

Que a estas alturas la nueva-vieja derecha se sirva de eufemismos vacíos como «ley de concordia» resulta ofensivo para los familiares de las víctimas porque en sus disposiciones no hay agujeros negros hay lagunas de olvido. Siguen legitimando el régimen franquista y equiparan las víctimas de la dictadura con pretendidas víctimas de la II República española. ¿Dónde viven los que olvidan?
Solo sé donde viven los que esperan, esos huesos que van apareciendo en las cunetas, esa pluma de Aurora Picornell, los restos de las ropas con sangre seca, un dolor inmenso que se sufrió en una guerra incivil y que no cesó. Aún seguimos tapando lo que al final acaba apareciendo. El cineasta Patricio Guzmán no ha dejado de filmar la historia de su país, Chile, desde que tuvo que huir tras el golpe de Estado y posterior dictadura de Pinochet. En El botón de nácar filma la aparición de un riel de tren con ese botón de una víctima lanzada al océano desde los aviones en los llamados vuelos de la muerte. En 2013 apareció uno como huella de la atrocidad.

Si el Mallorca gana la Copa leeremos ‘victoria histórica’. Si es así, enhorabuena. Y un deseo: No olvidemos la historia. Recordar es vivir.

P.D. Víctor Uris, a quien dedico mi escrito, lo sabía bien. DEP Harmònica Coixa.