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La amnistía consiste en suspender la aplicación de la ley con el efecto de olvidar y perdonar una conducta antijurídica o delictiva a un determinado colectivo; lo que no es sino una versión de ‘premio al malo’. Por lo que no puede extrañar que esté mal vista por la mayoría de los juristas por injusta. Únicamente puede tener algún sentido aplicándose en unas circunstancias verdaderamente extraordinarias (no simuladas), como pudiera ser alcanzar la solución o el punto final de un importante conflicto; siempre y cuando su aplicación resultara de interés general.

Respecto a la que nos endosarán: ¿Alguien se puede creer que habrá punto final de algo? Solo un ingenuo político podría creerlo. Los independentistas tienen dicho claramente que después toca la autodeterminación. La amnistía no es, pues, sino el penúltimo de los privilegios para los independentistas. Habrá más, como ya los hubo en el pasado. Privilegio (por ser una ley particular y beneficiosa) cuya concesión ha de funcionar como condición para que los siete diputados que vendieron sus votos no rompan el compromiso.

Pedro Sánchez es un personaje que está dispuesto a lo que sea para conseguir sus objetivos… Para empezar, adquirió a nuestro cargo los votos de quienes ya sabemos, que le faltaban para poder ser presidente. Unos individuos que nunca han ocultado su afán de destruir la nación que sin embargo representan; quienes ni siquiera se prestan a acudir protocolariamente a las audiencias del Rey.

Por otra parte, se ha presentado ya a la mesa del Congreso el proyecto de ‘Ley orgánica de amnistía para la normalización institucional, política y social en Cataluña’ (así se llama), cuya exposición de motivos, que debiera argumentar su justificación, es una mentira y un sofisma en toda regla; pues omite que la amnistía solo es el paso previo a la convocatoria de un referéndum de autodeterminación de Cataluña. No expresa tampoco que sea contrapartida a los siete votos comprados por Sánchez; ni que es una de las exigencias del prófugo Puigdemont, a quien vergonzosamente el PSOE se ha rendido. No siendo, pues, los motivos invocados más que una posverdad … O sea: una mentira que desarrolla un grandioso fraude de ley.

Con la verdad por delante es evidente que la amnistía es imposible.