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Pasado mañana, 6 de diciembre, nuestra ‘Constitución Española’ cumple 45 años. Un aniversario que se acerca al medio siglo. Escribo estas palabras sosteniendo una primera edición editada en papel de periódico y cubiertas blandas, texto bilingüe y glosas marginales que se distribuyó gratuitamente tras su aprobación por las Cortes el 31 de octubre de 1978. Está gastada, el papel amarillo y tiene varias páginas dobladas. En algún momento la taladré con dos agujeros para guardarla para la posteridad en un cartapacio de anillas. Me la regaló mi padre, pasado mañana hará cuarenta y cinco años. Lo cual es el mayor valor que doy a esta edición que se sostiene con dos grapas.

Recuerdo las palabras con tono ceremonioso que me pronunció en el acto de entrega: ¡Hijo, en estas
páginas está tu futuro! A mi padre –periodista a la sazón– siempre le han gustado las sentencias. Las fórmulas que podrían ser titulares. Los destacados entrecomillados. Las citas de los pensadores que
ayudan a pensar. Frases fáciles de recordar. Difíciles de olvidar. Prueba de ello es que cuarenta y cinco
años después, recuerdo aquella escena como si la estuviera reviviendo ahora.

En aquel momento, en aquellas páginas estaba el futuro de hace casi medio siglo. Hoy son el pasado
de los últimos nueve lustros. Me pregunto si aquellas palabras siguen siendo actualidad. En realidad
si pueden seguir siendo profecía de futuro. Si lo que para muchos fue el resultado de una larga
lucha, de un enorme esfuerzo, de una lograda victoria, puede seguir motivando a los más de veinticinco millones de españoles que la hemos heredado sin haberla votado. Porque muchos de los que la votaron ya no están y cada vez más de los que estamos no lo hemos hecho. Quizás seguir apostillando sus artículos sea una manera de preservarla. Quizás, tal vez, a lo mejor.