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El incremento de las temperaturas tiene costes económicos. Este aspecto agudiza la situación de incertidumbre económica. Científicos sociales y experimentales están trabajando, desde hace años, sobre el tema. Los resultados son inquietantes e inducen a pensar seriamente en la introducción de parámetros biofísicos y ambientales en el despliegue de las políticas económicas de los gobiernos.

En un reciente estudio del Joint Research Centre de la Comisión Europea (Garcia Leon, D., Casanueva, A., Standardi, G., Burgstall, A., Flouris, A. y Nybo, L.: Current and projected regional economic impacts of heatwaves in Europe, Nature Communications, ISSN 2041-1723, 12 (1), 2021, p. 5807, JRC120759. https://publications.jrc.ec.europa.eu/repository/handle/JRC120759), las conclusiones a las que se llegan son ilustrativas. El calor extremo socava la capacidad de trabajo de las personas, lo que supone una menor productividad y, por tanto, menor producción económica. En esta investigación, se analizan los daños económicos presentes y futuros debido a la reducción de la productividad laboral causada por el calor extremo en Europa. Para el estudio de los impactos actuales, el objetivo se centra en las olas de calor que ocurrieron en cuatro años recientes, anormalmente calurosos (2003, 2010, 2015 y 2018). El análisis se contrasta, además, con datos correspondientes al período histórico 1981-2010. En los años seleccionados, los daños totales estimados atribuidos a las olas de calor ascendieron a entre el 0,3 % y el 0,5 % del producto interior bruto (PIB) europeo. Sin embargo, las pérdidas identificadas fueron en gran medida heterogéneas en todo el espacio y mostraron impactos consistentes en el PIB superiores al 1 % en las regiones más vulnerables.

Las proyecciones futuras indican que, para 2060, esos impactos podrían aumentar en Europa casi cinco veces en comparación con el período 1981-2010, si no se toman más medidas de mitigación o adaptación. Ello sugiere la presencia de efectos más pronunciados en las regiones donde ya se han producido estos daños. De hecho, la aseguradora Allianz Trade evalúa en una pérdida de 0,6 puntos al PIB mundial, como consecuencia de la ola de calor. Los bancos centrales están, a su vez, estudiando seriamente las evidentes externalidades del cambio climático, con proliferación de estudios al respecto y posicionamientos macroprudenciales sobre el tema (véase, en relación al Banco de España: https://www.bde.es/wbe/es/areas-actuacion/sostenibilidad/informacion-institucional/banco-espana-y-cambio-climatico/).

En paralelo, en un informe del Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Impactos y riesgos derivados del cambio climático en España (https://adaptecca.es/sites/default/files/documentos/impactosyriesgosccespanawebfinal_tcm30-518210_0.pdf) se detallan impactos cruciales sobre vectores concretos: recursos hídricos, desertificación y suelos, ecosistemas terrestres, agricultura y ganadería, medios marino y urbano, costas, salud humana, energía, transportes e infraestructuras y turismo. Una agenda muy completa. El tema preocupa y ocupa. Solo negligentes e ignorantes se empecinan en negarlo.