TW
0

Hace muchos años que no me examino, pero no he olvidado las sensaciones de aquel tiempo lejano. Recuerdo las horas de estudio, la concentración y la insistencia. No he olvidado los nervios previos al examen, el miedo a quedarme en blanco, las invocaciones, promesas y plegarias. Tampoco aquel agotamiento físico y mental, que se manifestaba justo al escribir la última palabra.

A pesar del paso del tiempo, muchos jóvenes siguen viviendo un estado de ánimo muy parecido. Estos días he vuelto a revivir la experiencia de los exámenes finales a través de mi hija. Tener hijos nos permite recuperar experiencias que creíamos perdidas. Nos ayuda a volver a ser quienes fuimos. Nos sitúa en momentos vitales que observamos desde la óptica de la madurez, pero que nos aportan un mayor conocimiento de nosotros mismos.

Hace mucho tiempo que pasé de ‘examinada’ a ‘examinadora’. Un cambio de rol absoluto, que se intensifica con la distancia. Cuando daba mis primeras clases en la universidad, era tan joven como mis propios alumnos. Eso no me lo ponía demasiado fácil, pero creaba una empatía impresionante. Hacía literalmente dos días que yo ocupaba sus mesas, que escuchaba a otros profesores en las mismas aulas.

Los años, afortunadamente, diluyen los recuerdos y nos alejan de las emociones que experimentamos como si en ellas nos fuera la vida. Ahora sé cuál es mi lugar en el aula y puede que no me ponga en sus pieles con tanta facilidad. Sin embargo, en el fondo, a pesar de todas las capas y las corazas que me protegen, sigue algo ahí de aquella joven ilusionada y nerviosa por los estudios.

Entonces, veo mi perfil en el perfil de mi hija inclinado sobre un libro, la oigo memorizar como yo lo hacía, capto y veo su pasión por aprender como el reflejo de mis entusiasmos.

Sin advertirlo, nuestros hijos nos hacen muchos regalos. Despiertan partes de nosotros que estaban dormidas y que vale la pena recordar. Desde luego, nos ayudan a comprender que todo aquello que hemos vivido, si somos capaces de conservar su recuerdo, nos hace ser las personas de hoy.