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Dice este periódico que unos 200 altos cargos abandonarán el Govern en las próximas semanas, pero lo que más llama la atención es que ninguno de ellos, al menos públicamente, adivinase o se aproximase a lo que pasó el domingo pasado. Porque había indicios muy claros en contra de    las fuerzas de izquierdas, especialmente el descalabro anunciado en esta misma sección de Podemos, un partido sin rumbo y con dirigentes convertidos en la casta que tanto criticaban cuando tomaban las calles hace ya algunos años. Y también se anunció aquí que José Hila, considerado ya oficialmente como el peor alcalde de la historia de Palma, provocaría desde Palma la derrota de Francina Armengol, cuyo instinto político no ha sido suficiente para poder mantener el Govern.

Es cierto que hay una ola de centroderecha o de derecha ultraderecha, como quieran llamarlo, pero también es una realidad que algunos alcaldes socialistas han podido mantener el poder, véase Virgilio Moreno en Inca, cuya gestión moderada ha sido impecable y por eso ha recibido el respaldo mayoritario de sus vecinos.

Aquí el problema es que muchas veces se han tomado decisiones desde la prepotencia y al final estas cosas en política se suelen pagar. Podemos citar aquí el escándalo de las menores tuteladas, que el Govern y el Consell han intentado tapar desde el primer día, el episodio del Hat Bar, que dañó la imagen de la presidenta tras negarlo en el Parlament (solo por eso ya tendría que haber dimitido, además del extravío del acta policial) o los problemas en la sanidad, especialmente en Ibiza donde en los últimos meses ha habido varias protestas y la nula empatía de los directivos de la Conselleria de Salut hacia los pacientes. Quizás también ha influido en la derrota el «matonismo de Negueruela», como diría Marga Prohens, que iba amenazando a los empresarios en las reuniones con inspecciones laborales para conseguir sus objetivos políticos. De ahí se entiende la euforia ahora de la presidenta de los hoteleros de Mallorca, que ha pasado del photocall con Armengol y Negueruela en las ferias turísticas a intentar ahora proponer el nombre del nuevo conseller/a de Turisme del PP en el Govern de Prohens.

Y también habrá influido en la derrota el escándalo del ‘caso Puertos’ sin que a día de hoy la presidenta en funciones haya dicho ni ‘mu’ o, más en el ámbito ibicenco, los ataques de los dirigentes socialistas en las redes sociales contra periodistas por criticar la gestión en el ayuntamiento de la capital pitiusa sin que nadie en la dirección lo frenase y pidiese disculpas. Todo suma y al final, no falla, los ciudadanos hablan. Lo extraño es que nadie lo pudiera ver y que se rectificase a tiempo. Ahora empieza un largo desierto para ellos.