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Durante los últimos días se han conocido varios escándalos relacionados con la compra de votos. En Melilla una trama de fraude electoral compraba votos y los vendía al mejor postor. En Almería se han detenido a siete personas, dos de ellas relacionadas con el PSOE, por una supuesta compra de votos por entre 150 y 200 euros. La trama se conoció por la denuncia de un particular.

Recuerdo que en 2007 se produjo una situación similar en Mallorca pero la Fiscalía archivó en un tiempo récord el asunto y no hubo ninguna consecuencia política ni judicial. En aquel momento se compraban votos a 50 euros en Palma y se acusó a la desaparecida Unió Mallorquina de estar detrás de la operación. Los hechos se conocieron igual que en Almería cuando varias personas denunciaron que les habían ofrecido dinero por su voto por correo. Aquel supuesto fraude electoral que apenas fue investigado por la Fiscalía sí pudo tener consecuencias importantes en la configuración de las principales instituciones de Balears (Govern, Consell de Mallorca y Ajuntament de Palma) porque aquellas elecciones se decidieron por apenas unos votos de diferencia. En 2012, El País titulaba: «Unió Mallorquina recabó votos a 80 euros para las elecciones de 2007». Este periódico informaba que estos hechos, que se habían producido en las elecciones autonómicas y locales de 2007, pudieron conocerse al levantarse el secreto de sumario del ‘caso Ossifar’. «¿No tienes trabajo ni dinero? Porque no quieres, porque votando a UM te pagan ochenta euros», declaró una testigo al relatar cómo le ofrecieron 80 euros en una panadería de es Molinar. «Un día escuché cómo una alumna preguntaba a sus compañeras primero si eran mayores de edad y luego si les interesaba votar por correo, para lo cual les ofrecía a cambio 25 euros», contaba una profesora de un instituto de Palma.

Evidentemente este asunto no tuvo ninguna trascendencia política porque en 2012 hacía años que UM ya no existía, y algunos de sus líderes estaban en la cárcel cumpliendo condena por corrupción, pero sorprende que este tipo de tramas cutres y antidemocráticas sigan existiendo en un país que presume de haber madurado democráticamente y donde por desgracia aún se producen situaciones que deberían avergonzar a cualquier demócrata.

En lugar de estar pendientes de si un periódico publica o no una encuesta fuera de plazo o unas banderas electorales no están en los espacios correctos podrían dedicarse más recursos y medios a seguir tramas corruptas que buscan manipular el voto y las instituciones. Mientras se destapen casos como los de Melilla o Almería hay motivos para seguir siendo malpensados. Igual que aquellas elecciones de 2007 en Palma.