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El grito desgarrador de Izan, tras ser acosado brutalmente por sus compañeros, no es, desgraciadamente, el último. El sufrimiento de niños, adolescentes y jóvenes se incrementará de forma exponencial a lo largo de los próximos meses. El curso escolar no sólo supone reencontrarse con los amigos sino también con los ‘enemigos’, con los que te hacen la vida imposible, se ríen de ti, acaban con tu autoestima y te condenan a nueve meses de dolor y de deseos de poner fin a tu vida, porque ya no quieres seguir viviendo, no te ves con fuerzas de aguantar más y sólo quieres marcharte. Está claro que el protocolo falla, que la acción ni es rápida, ni coordinada, ni efectiva, que la Conselleria d’ Educació llega tarde y que el Govern se lamenta a toro pasado de lo ocurrido. ¿Cuántas veces hemos escuchado que nadie había detectado nada cuando ya no hay solución posible? Es el momento de ponerse a trabajar en serio, de dotar de recursos a la Salud Mental, de prevenir situaciones como las que se viven cada año y de incidir de muy seriamente en la educación.