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Las semejanzas entre el Partido Socialista Alemán y el PSOE de Sánchez no van mucho más allá de las siglas y la genérica base ideológica socialdemócrata. Conviene aclarar éste hecho ante los esfuerzos de los medios del Gobierno para trasladar a la opinión pública española la idea de las afinidades entre el canciller alemán Olaf Scholz -de reciente visita en España- y la manera de gobernar de Pedro Sánchez.

En La Moncloa presumen de que la socialdemocracia europea habría salido reforzada por la forma de gestionar la crisis provocada por pandemia. Curiosa forma de omitir que en Alemania, durante los dos años que venimos padeciendo la pandemia, quien estaba al frente de la Cancillería era la señora Angela Merkel, que como todo el mundo sabe es democristiana. Las diferencias políticas entre Sánchez y Scholz son manifiestas. Sánchez dice que es muy difícil cumplir con las normas europeas en materia de déficit -cree que habría que reformar el Pacto de Estabilidad- pero Scholz no opina lo mismo.
Por otra parte, Pedro Sánchez presume de que el Gobierno español está marcando el rumbo a los partidos socialdemócratas europeos, pero su afirmación no se sostiene. En ninguno de los otros 26 países de la UE hay ministros comunistas como sí tenemos en España.

Y, en términos de alianzas políticas, en Alemania, Olaf Scholz formaba parte de la ‘Grosse Koalitión’ un gobierno que presidía la canciller Angela Merkel, líder de la CDU, el partido homólogo al PP español.
Scholz se declara alemán antes que socialista y Sánchez mantiene alianzas con partidos que están en contra de nuestra Constitución. Hablando de gobernar con el apoyo de los comunistas, no es difícil adivinar qué es lo qué diría el canciller alemán de haber visto una foto del ministro de Consumo, Alberto Garzón, llevando un chándal con el escudo de la STASI, la siniestra policía política de la extinta RDA, la Alemana comunista. Los alemanes sí que tienen viva la memoria histórica de lo que significó el régimen que levantó el Muro.