En una realidad tan cambiante como la nuestra, superar el paso del tiempo y mantener un negocio a flote ya es motivo de orgullo, pero llegar a los 80 años de vida son palabras mayores. Fundado en junio de 1943 de la mano de la familia Carrasco, el restaurante Ca n’Eduardo, ubicado en Sa Llotja des Peix de Palma, celebra su ochenta cumpleaños con la incorporación del chef mallorquín Pedro Mesquida, formado en la Escuela de Hotelería de les Illes Balears (EHIB), «que se encarga de aportar una visión actualizada y vanguardista a la nueva carta, sin perder la esencia de la cocina tradicional», explica Johnny Moloney (Dublín, 1965), gerente del emblemático local.
Desde su fundación, el restaurante ofrece la máxima calidad en pescados y mariscos des y sus propietarios se enorgullecen de que, durante toda su historia, a excepción de algunos meses durante la pandemia, el restaurante ha permanecido abierto.
«Es un logro impresionante, hay muy pocos restaurantes que lo consigan, por lo que es algo que celebrar y este año haremos algún evento para conmemorarlo», afirma Moloney, quien valora «haber conseguido consolidar la clientela durante estos años, y mantener el mismo concepto de restaurante de cocina tradicional basada en el pescado y el marisco».
Cuando menciona la consolidación de la clientela, Moloney habla de familias enteras que, generación tras generación, siguen manteniendo Ca n’Eduardo como su restaurante de confianza. «Muchos clientes son hijos o incluso nietos de clientes antiguos y siguen viniendo. Tenemos incluso gente que vive en la península y que nos visita cuando vienen a Mallorca», asegura.
Durante estos 80 años de historia, el restaurante ha evolucionado de cantina a un espacio mucho más sofisticado, pero aún así hay muchas cosas que se han mantenido inalterables: «Muchos platos no han cambiado, como los arroces marineros y las paellas. Siempre estamos intentando encontrar el punto medio entre la tradición y la evolución, por eso este año hemos apostado por un nuevo concepto de chef».
1 comentario
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Buah, con la fama que tiene y yo le cogí manía la 1ª y única vez que fui. Allí fue donde fui consciente que mi pareja me era infiel con un directivo de su empresa, la muy pajarraca. Y ni os cuento las mil canalladas que hizo luego, en el tramite del negocio y de la venta de nuestra casa. Menudo infierno.