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Bélgica decidió ayer retirar de todos sus comercios los pollos y los huevos producidos en el país, tras descubrir un alimento destinado a esas aves contaminado con dioxinas, sustancias altamente cancerígenas.

El Ministerio de Sanidad dio la orden de retirar de todos los estantes los huevos y los pollos puestos a la venta en el país «hasta que los resultados de los análisis garanticen su seguridad absoluta».

Las autoridades sanitarias belgas afirmaron que no existe riesgo de enfermedad grave tras el consumo de los productos contaminados, pero en medios científicos se habla de las eventuales repercusiones cancerígenas que se podrían derivar, a largo plazo, del consumo de productos contaminados. Las fábricas de alimentos efectuaron sus propios análisis y en ellos descubrieron que los tejidos grasos de las gallinas ponedoras contenían hasta 700 picogramos de dioxina por cada gramo, cuando la tasa máxima admisible es de 5 picogramos. El Comité de Alimentos para Animales de la Unión Europea estudiará el próximo lunes los resultados de la investigación realizada por las autoridades belgas, informaron fuentes de la Comisión Europea. El Gobierno belga decidió el pasado jueves suspender la venta de los pollos procedentes de unas 350 granjas que han utilizado alimentos en cuya fabricación se utilizó una grasa contaminada con dioxina. La grasa fue suministrada por un comerciante de Deinze quien, a su vez, compraba sus productos de base en Bélgica y Holanda.