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M.NADAL/M.RAMIS La tradicional procesión de la Beata de Santa Margalida es, sin ninguna duda, conocida por todos los mallorquines. Pero lo que, a lo mejor, muchos no saben es el gran trabajo que supone organizar una procesión de estas dimensiones en la que participa todo el pueblo de la Vila.

Aunque las doce carrozas que componen la procesión y que preceden a la figura de la Beata durante el desfile se repiten año tras año, los miembros de la organización del conocido acto ya empiezan dos semanas antes a preparar su decoración para que se muestren espectaculares durante la procesión que se celebró ayer por la noche.

Durante todas las tardes de la semana pasada, los organizadores se reunieron en diferentes almacenes de la localidad de Santa Margalida para decorar los grandes camiones que hicieron las delicias de los vecinos y visitantes a Santa Margalida ayer por la noche.

Pero, sin duda, el día de más trajín fue la jornada de ayer. Durante la mañana, mientras los vecinos de la localidad vestían sus mejores galas para acudir a la misa en honor a las fiestas de la Beata, los demonios empezaron a recorrer las principales calles de la localidad con sus ruidosos cencerros para animar a los más perezosos que aún dormían después de la gran fiesta del sábado por la noche y que se alargó hasta bien entrada la madrugada.

A primera hora de la tarde de ayer, los miembros de la organización de la procesión de la Beata se reunieron para ultimar los detalles y decorar una de las carrozas más llamativas que desfilaron ayer por la noche, la carroza de las flores. Uno de los organizadores, Joan Matas, explicó que «durante toda la semana aprovechamos para montar las once carrozas, pero la de las flores esperamos hasta el último momento para que luzca lo mejor posible durante el desfile».

Ya sobre las siete de la tarde, a solo dos horas para el inicio de la procesión, los demonios volvieron a hacer acto de presencia delante del Ajuntament de Santa Margalida para ayudar a la organización y abrir paso entre la multitud que ya se concentró en el municipio a la espera del inicio de una de las procesiones más típicas de Mallorca.