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ÀNGELS HERNÀNDEZ
Santa Maria se volcó anoche en la celebración de la IV Festa del Vi Novell, rememorando la antigua tradición del pueblo de colgar una ramita de pino sobre la puerta de los cellers para anunciar la venta del vino de la última cosecha, devi novel.

La fiesta empezó con la llegada en carro, estirado por la gente mayor del pueblo, cargado con las ramas de pino y la lectura del pregón, que corrió a cargo Simó Andreu. El actor habló del vino de Santa Maria y aprovechó su discurso para reivindicar una distinción para todos aquellos vinos que no forman parte de la Denominación de Origen de Binissalem.

Seguidamente, la alcaldesa Rosa Vich entregó a las bodegas de Santa Maria la rama de pino para colocar en su portal. Los participantes fueron el Celler Jaume de Puntiró, el Celler es Cabàs, el Celler Sebastià Pastor, las bodegas Can Rubí, las bodegas Macià Batle y las bodegas Ramanyà, que entregaron a la alcaldesa una botella de vino de la cosecha de este año bajo el son de la sonada del vi novell. Finalmente, Vich abrió la primera bota de vino de la nueva cosecha.

Expertos, aficionados y vecinos pudieron catar el vino en la torrada popular que cerró el acto y participar en un concurso consistente en adivinar a qué bodega correspondía el vino de cada bota.