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BELÉN ESCUDERO-MADRID
La mañana del pasado 30 de diciembre, los dirigentes de Batasuna recibieron con estupor la noticia de que ETA acababa de hacer estallar una furgoneta-bomba en el aeropuerto de Barajas, hasta el punto de que en sus conversaciones todos hacían preguntas como: ¿Quién ha sido? o ¿Hay muertos?.

«Lo ocurrido hoy en Madrid, si se confirma la autoría de ETA, no nos retrotrae a ningún escenario anterior al 24 de marzo», fue la sorprendente declaración de un Otegi que sólo 15 días antes había calificado de «inviable» el proceso de paz. Según las fuentes consultadas, la comparecencia de Otegi el 30 de diciembre se produjo tras una larga discusión en el seno de Batasuna en la que se decidió cuál debía ser el mensaje que iba a trasladarse a la sociedad después de un atentado que muy probablemente -a esas horas aún no estaba confirmado- había dejado muertos. La última señal de las dificultades con las que Batasuna ha digerido el atentado de Barajas la dio el martes, de nuevo, Otegi.

Fue la primera muestra del desconcierto que en las filas de la izquierda abertzale causó la ruptura del alto el fuego, indicaron fuentes de la lucha antiterrorista, que aseguran que los acontecimientos posteriores confirman esa primera impresión.

Así, el mismo día del atentado, el portavoz de Batasuna Arnaldo Otegi compareció ante la prensa para decir que desde el punto de vista de esta formación el proceso de paz «no está roto», sino que es «más necesario que nunca».