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El ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, mostró ayer su confianza en que el «seny catalán» (sentido común) evitará que el Parlament apruebe una reforma estatutaria inconstitucional, aunque el texto deberá ser «pactado» y «negociado» en última instancia en las Cortes.

Después de esta intervención de Maragall, que no admitió preguntas, el ministro Sevilla ofreció una rueda de prensa en la que ha avalado un mensaje de «optimismo» de que «tendremos un magnífico Estatuto, que será bueno para Catalunya y bueno para el conjunto de España», y que servirá, ha añadido, para «mejorar la capacidad de autogobierno» de la Generalitat y la «eficiencia» en su gestión.

El presidente catalán, Pasqual Maragall, y el ministro han expresado su «convicción» de que se llegará a un acuerdo sobre el Estatut, después de un almuerzo de trabajo de dos horas en la residencia oficial del primero, la Casa dels Canonges, en un ambiente que ambos han calificado de gran cordialidad.

Tras el encuentro, el presidente catalán declaró que «salgo con la convicción» de que la reforma estatutaria «se conseguirá» y de que «pronto podremos entrar en harina de lo que son las políticas de las personas, la mejora de nuestra vida política y social» una vez superada la aprobación del nuevo Estatut.

En cuestiones como la financiación, Sevilla ha mostrado su confianza en que «no saldrá del Parlament de Catalunya no sólo un Estatut anticonstitucional o de dudosa constitucionalidad, sino que estoy seguro de que no saldrá nada que no sea razonable y sensato».

El presidente de CiU, Artur Mas, acusó a Sevilla de «cambiar radicalmente las reglas de juego» al contradecir el compromiso adoptado por el presidente Zapatero, de aprobar el Estatut «tal como salga del Parlament».

Sobre esta cuestión se refirió también el ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol, quien se mostró «muy, muy, pero que muy preocupado» por el contenido del proyecto del nuevo Estatuto de autonomía. Aseguró que Catalunya no se puede permitir la aprobación de un texto «peor que el que tenemos». «Tenemos que marcar un gol, no marcarnos un autogol», dijo, que podría afectar al «poder real de Catalunya, su imagen y su autoestima».