Almunia no dejó pasar la oportunidad para lanzar duras críticas contra José María Cuevas.

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Un día después de haber asegurado que ni siquiera Almunia se cree que puede ser presidente del Gobierno, Cuevas se mostró sorprendido por la repercusión que han tenido sus comentarios, subrayó que no se arrepiente de sus afirmaciones y expresó su convicción de que «Almunia no se lo ha tomado mal», porque «fueron una intervenciones muy agradables y corteses». Las declaraciones del presidente de la patronal fueron criticadas con dureza por numerosos dirigentes socialistas, a los que se unieron los sindicatos UGT y Comisiones Obreras y el candidato de Izquierda Unida, Francisco Frutos. En apoyo de Cuevas, en cambio, salieron varios miembros del Gobierno y los principales dirigentes del Partido Popular, que justificaron la actitud del presidente de la CEOE y criticaron a Almunia por acudir a un almuerzo con empresarios y no ser capaz de explicarles su programa electoral y el acuerdo alcanzado con Izquierda Unida.

La réplica más dura la tuvo Cuevas en las palabras del principal aludido. Joaquín Almunia reprochó al presidente de la CEOE que ayer actuara como «votante y uno de los apoyos del señor Aznar», le recordó que no es otra cosa que «un viejo verticalista convertido en funcionario de la patronal» y concluyó que Cuevas «nunca ha sido empresario, nunca ha creado riqueza, nunca ha arriesgado su dinero y nunca ha invertido ni ha prestado servicios a los ciudadanos».

Tras manifestar que se alegra de que Cuevas no le apoye, aseguró haberse sentido acompañado de «prácticamente todos los que estaban en aquella sala, salvo de algunos pocos que son de la misma profesión que el señor Cuevas».

En la misma línea que Almunia se expresaron numerosos dirigentes del PSOE que, desde primera hora de la mañana, arremetieron contra Cuevas y le reprocharon la «grosería» que cometió con el candidato socialista.

Así, Bono dijo que «la grosería de Cuevas le dio votos a Almunia y le quitó estatura política» al presidente de la CEOE, y agregó que la «acusación de Cuevas, o sea, la patronal, es una exageración ineducada». Cipriá Ciscar afirmó que Cuevas «es un burócrata de la Administración que tiene que ponerse al servicio de quien está, de Aznar». En contraste con la reacción de los socialistas, varios miembros del Gobierno de Aznar y dirigentes del PP justificaron las críticas de Cuevas y responsabilizaron de la «escena» a Almunia por no haber explicado su programa en su almuerzo con los empresarios.