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El presidente del PNV, Xabier Arzalluz, ratificó ayer la ruptura de relaciones de su formación con el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, al entender que éste había llamado a la Guardia Civil a defender a España del frente nacionalista y a pesar de que Interior y el propio titular de esta cartera desmintió la víspera tales declaraciones. No obstante, Arzalluz indicó que si a Mayor se le tergiversó «he usado la pólvora en falso», pero se preguntó entonces por qué el Ministerio no lo había desmentido antes.

Arzalluz insistió en que la ruptura de su formación se basó en las palabras del ministro "según publicó un periódico" de que la Guardia Civil tiene «la obligación de defender a España del frente nacionalista vasco». Así, subrayó que estas palabras «son las más llamativas» y «fuertes» que él ha leído de un gobernante «desde la transición».

Refiriéndose al desmentido dado por Interior, y ante la posibilidad de que se le hubiera «tergiversado», Arzalluz indicó: «Si no las dijo, pues bueno, yo he usado la pólvora en balde». Pero a continuación se preguntó cómo no se las iba a creer si desde el 13 de mayo, fecha del discurso de Mayor Oreja en cuestión, «nadie desmintió ni al periódico, ni a Balza, ni a Ibarretxe», que también se refirieron a las supuestas palabras del ministro.

El dirigente peneuvista acusó al PP de hacer de ETA y de la violencia el «'leiv motiv'» de sus campañas electorales para subir votos, apuntando que desde el Ejecutivo de Aznar «no llueven más que críticas» a lo que hace el PNV cuando su formación «y la mayoría de la población vasca» cree que se está haciendo «algo enormemente importante, que es consolidar un proceso de paz».

Mientras, Mayor Oreja insistió en que las palabras que pronunció durante el 150 aniversario de la Guardia Civil fueron tergiversadas y subrayó que el PNV las ha utilizado como una «excusa», ya que «lo que se quiere es seguir siendo fiel a los acuerdos con EH, y que son dictados por ETA».

Así, insistió en que se trata en cualquier caso de una polémica «inventada» cuyo único objetivo «es dar un golpe de efecto y escenificar la obsesión del nacionalismo con el ministro del Interior».