Victoria Vidal, en ‘su casa ‘ de Manhattan.

TW
22

Hogar, dulce hogar prestado. Abaratar costes sin gastar en el alojamiento y conocer ciudades o países de una manera más auténtica y con un prisma local son los motivos de cada vez más gente, sobre todo familias, que deciden intercambiar sus casas con absolutos desconocidos. Un modelo vacacional cada vez más en auge que se basa en la confianza mutua. Es decir, propietarios de viviendas que, durante unos días, la ofrecen gratis a cambio de otra casa en el destino que convenga. El trueque de toda la vida en formato ladrillo, por un tiempo corto. Sólo hay un único obstáculo: que ambas partes se pongan de acuerdo en las fechas.

Balears, al ser uno de los destinos turísticos de primer orden en Europa, no es una excepción a esta moda. Según la plataforma HomeExchange, la plataforma líder en este tipo de modelo vacacional, la Comunitat cuenta ahora con 1.196 miembros que intercambian su vivienda, y subiendo. En 2022 se realizaron 39,255 pernoctaciones, un 41,11% más respecto a la prepandemia. Solo este verano, entre el 1 de julio y el 27 de agosto se han llevado a cabo 24.695 estancias en Baleares, frente a las 17.456 del año pasado en las mismas fechas.

«Al principio guardaba mi ordenador en el maletero del coche junto con el teléfono fijo porque tenía miedo de que hicieran llamadas internacionales; luego me di cuenta que esta forma de viajar funciona por la confianza entre la gente. Cuidas la casa como si fuese la tuya porque ellos están en tu hogar. Lo mismo con la limpieza», recuerda con humor Victoria Vidal, profesora de Secundaria y madre soltera, que lleva 20 años intercambiando su casa. «No me podría permitir hacer tantos viajes como hago», agrega.

Victoria Vidal con una amiga, en su intercambio en Estocolmo.

Experiencias

«Cuando entré en la plataforma no pagaba ninguna cuota de inscripción, por lo que podía anunciar mi casa, pero no hacer ofertas. Ni falta que hacía porque me llegaban cada día entre dos y tres peticiones de intercambio, sobre todo de usuarios alemanes y franceses. Tener una casa en la Isla es un imán. Leen Mallorca en la ubicación y ya les basta», apostilla Vidal. Su primera experiencia con esta plataforma fue en la localidad de Meta, en la costa amalfitana, durante unas Navidades, con su hija y su madre.

«Esa forma de viajar te abre los ojos. Solo pagas los vuelos y lo que gastas diariamente. Así cambia mucho viajar. Ya no pude parar, sobre teniendo dos meses de vacaciones en verano. Este estío, por ejemplo, he ido ya dos veces a Indonesia, primero a Bali y luego a Lombok; he viajado con unas amigas a Yorkshire y ahora estoy en Estocolmo ocho días tomando café desde mi pisazo con vistas al mar. No me puedo quejar», relata esta mallorquina, que en total ha realizado 23 intercambios de diferentes tipos, al tiempo que agrega que «si no, con mi sueldo, no me podría permitir hacer tantos viajes como hago».

«Doy por sentado que cuidarán mi casa, que serán respetuosos con mis vecinos y no organizarán fiestas. Solo les pido que no tiendan las toallas en la fachada porque está prohibido por la comunidad y no quiero tener problemas. Por ahora, todos han cumplido», finaliza

En familia

Cati Cantallops y su familia empezaron a intercambiar su casa en la Part Forana hace siete años porque unos amigos lo hacían y estaban encantados. Decidieron probar porque les encantaba escaparse, «pero una cosa es viajar en pareja, y otra hacerlo cuatro. Todo es más caro», señala Cati. Su primer destino fue Amsterdam durante la época navideña. Todo eran dudas y temores: «Y si no encontramos las llaves, si la casa no es como pintaban la fotos, a ver qué pasará... Dijimos que si era un desastre, nos íbamos a un hotel. Todo salió a las mil maravillas», relata esta mallorquina.

Cati Cantallops y su familia en Otawa.

Lo tienen claro: esta modalidad de viajar engancha. «Estás como en casa. Puede llevarte una mochila, no un maletón, poner la lavadora cuando te hace falta; ver la tele si te apetece; salir más tarde porque estás un poco vago... son todo ventajas. Aunque sea una escapada de fin de semana, siempre buscamos el intercambio», finaliza.

El apunte

¿Quién intercambia su vivienda?

Residentes de Catalunya, Andalucía, Comunitat Valenciana y País Vasco son los que tienen preferencia por intercambiar sus viviendas con gente de Balears; a nivel internacional, franceses, canadienses, ingleses y norteamericanos son los que más buscan venir a las Islas. Mientras que los baleares optan por intercambiar con País Vasco, Catalunya, Asturias, Comunitat Valenciana, Francia, Holanda o Alemania.