Un hombre subido sobre una garita de Dalt Murada en Palma. | M. C.

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Mallorca lleva tiempo convertida en un destino turístico de primer orden. La Isla seduce a los visitantes de todo el mundo, que llegan en masa para disfrutar de una tierra paradisíaca. La Semana Santa ha sido un claro ejemplo de lo que se avecina este año. Con los hoteles prácticamente llenos, la temporada alta pondrá de nuevo a prueba la capacidad de Mallorca, que durante 2023 superará las cifras de 2019. La masificación, que en opinión de los ciudadanos de Baleares fue algo más que un problema durante el año pasado, parece llamar de nuevo a la vuelta de la esquina.

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Palma lleva semanas con sus hoteles con una ocupación alta, un indicativo más que los turistas ya están aquí y que la toma de Ciutat ha disparado su cuenta atrás. Este aluvión de visitantes acostumbra a dejar estampas curiosas. Si el pasado viernes por la mañana los vecinos de la Calatrava quedaron sorprendidos por la decisión de cuatro turistas alojadas en la zona de improvisar su propia terracita en la Plaça de Sant Jeroni para disfrutar allí mismo del desayuno, unas pocas horas después un turista decidió elevarse sobre una garita de Dalt Murada.

Para muchos, la estampa del hombre elevado sobre la garita y con su mirada dirigida hacia el horizonte implica que la toma de Palma ya es una realidad...