Desde la izquierda, Oriol Domènech, técnico del Servei de Gestió Forestal de la Conselleria, y Joan Santana, jefe del servicio. | M. À. Cañellas

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El paso de la borrasca Juliette por Baleares a finales del pasado febrero ha mejorado un poco la situación de los recursos hídricos de las Islas, pero ha dejado una mayor situación de riesgo en cuanto a los incendios forestales por los numerosos árboles caídos (se calculan 1,4 millones). Joan Santana, jefe del Servei de Gestió Forestal de la Conselleria de Medi Ambient i Territori, y Oriol Domènech, ingeniero forestal y técnico del mismo servicio, afirman que «con un marzo en el que apenas ha llovido, todo el combustible vegetal creado por Juliette se está secando. El calor ya está aquí y todo ello supone que, en caso de incendios forestales, quemarán con más intensidad, la propagación será más fácil y la extinción, más difícil».

El Institut Balear de la Natura (Ibanat) sigue trabajando en retirar el máximo de restos vegetales causados por Juliette en las fajas de defensa o prevención, los popularmente llamados cortafuegos, y en caminos forestales para facilitar el acceso de vehiculos en caso de incendios. Santana y Domènech comentan que «el paso de un cap de fibló deja una zona arrasada muy definida, pero la afectación de un temporal como Juliette es muy heterógenea. Así, nos encontramos con áreas arrasadas, con todos los árboles derribados, y áreas donde los daños se limitan, y no es poco, a una multitud de ramas rotas, en tierra o colgando de los árboles. Toda esta situación dificulta de modo extraordinario las labores de restauración y también las de extinción en caso de incendio. Con una biomasa seca y de gran tamaño, el avance de una extinción sería muy difícil».

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En este sentido, la Conselleria se ha planteado adelantar la época de alto riesgo de incendios forestales, que se inicia el 1 de mayo, pero de momento no hay una decisión tomada al respecto.
Como es sabido, Juliette afectó seriamente a buena parte de las Islas, pero, en el caso de Mallorca, ha habido tres zonas principales donde se han priorizado las actuaciones: Caimari-Lluc, inmediaciones de Lluc (incluyendo las fincas públicas de Menut y Binifaldó) y la zona comprendida entre Lluc y Sóller. Sólo en las instalaciones del vivero forestal y los invernaderos antixylella de Menut, se han cuantificado pérdidas por 160.000 euros.

Un contrato de urgencia por 540.000 euros ha permitido actuar con mayor celeridad en las fajas de prevención. De este modo, entre 50 y 70 efectivos del Ibanat estarán trabajando diariamente hasta el 1 de mayo, con prioridad en las fincas públicas. Cabe recordar que 2022 fue récord de baja incidencia registrada de incendios forestales en Baleares, con tan sólo 11 hectáreas, cuando en la Península ardieron más de 300.000. En lo que llevamos de año, en las Islas se han quemado unas 5 hectáreas. Santana y Domènech señalan que «siempre estamos en alerta, pero este año es especialmente complicado por la situación dejada por Juliette. Y no se puede dejar toda la responsabilidad en la Administración. El propietario de un inmueble en terreno forestal debe tomar medidas de autoprotección y asumir una cultura del riesgo, principalmente evitando combustible vegetal alrededor de casas y accesos».