Camps niega que la cercanía de las elecciones esté influyendo en la política educativa. | Jaume Morey

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Joana Maria Camps (Ciutadella, 1965), abogada y agente de la propiedad inmobiliaria, cuenta con acabar la legislatura como consellera d´Educació, ya que, asegura, sigue teniendo la total confianza del presidente.

—Este curso está siendo el más polémico que se recuerda en las Islas y la Conselleria ha tirado la toalla de la negociación.
—No quiero valorar tanto la conflictividad, porque las personas olvidamos rápido y no sabemos la conflictividad que hubo hace diez o quince años, pero también es verdad que los cambios en cualquier ámbito de la vida implican una cierta resistencia, las personas tenemos resistencia al cambio y educación es una materia muy sensible.

—Pensar que la oposición al TIL es producto de la resistencia natural de las personas a los cambios deja muy lejos cualquier posibilidad de autocrítica.
—Siempre he creído que se tienen que analizar las cosas y mejorarlas cuando sea posible, pero la autocrítica hay que hacerla con perspectiva, pasado un cierto tiempo. Primero hay que dejar que el TIL se aplique, lo que no podemos hacer es porque haya una manifestación cambiar los conceptos o las ideas por los que la población votó de forma abrumadora al PP. Además, el TIL ya se aplicaba con el sistema de secciones europeas, la única diferencia es que se ha universalizado.

—En cualquier caso el curso acabará con protestas y el próximo casi seguro que empezará igual. ¿Ha llegado a pensar en dimitir en algún momento?
—En ningún momento. Tengo las cosas muy claras y mientras tenga la confianza del presidente seguiré, porque además la crítica siempre se debe admitir, pero no cuando la presión es tan brutal que sobrepasa lo normal y cuando se ataca la dignidad de una persona. Yo he sido calumniada, injuriada, se han burlado de mí ... y toda esta gente que lo ha hecho no me conoce de nada; me han atacado en lo personal sólo porque pienso diferente o porque creo que se tienen que hacer las cosas de otra forma y eso no es racional, en consecuencia todo esto me ha hecho más fuerte. Yo puedo dimitir por temas racionales, pero no por burlas o ataques personales.

—Ha habido críticas muy serias, basadas en argumentos pedagógicos y profesionales.
—Muy pocas, las menos.

—Por tanto, ¿cuenta con acabar la legislatura?
—Yo estoy aquí con el compromiso de acabar la legislatura, pero si me tengo que ir no hay ningún problema. Lo más fácil para mí habría sido irme, pero qué hubiera sido yo como persona, a mí me han educado para terminar lo que empiezo. Afortunadamente tengo el apoyo del presidente, que tiene las ideas muy claras, pero si un día considera que necesita a otra persona, no tengo ningún problema, tengo una profesión como abogada que me gusta mucho y en la que llevo 25 años. Yo estoy aquí porque acepté un compromiso y porque estoy convencida de ello, las presiones que he sufrido no se aguantan si no es por convencimiento.

—Ustedes repiten como un mantra que son dialogantes, pero no por mucho decirlo se convierte en realidad. ¿Retomarán la negociación con los docentes?
—Nos hemos reunido con los sindicatos para hablar de temas laborales. Pero el proceso de negociación del TIL se dejó porque vimos que era imposible llegar a un acuerdo; ofrecimos la voluntaridad del TIL en la ESO, pero no hubo manera. Ahora el Govern no tiene unos interlocutores que representen a la escuela pública para sentarnos a hablar, pero nos estamos reuniendo con todos los directores de los centros de Balears y lo cierto es que la gente responde muy bien y si se nos aportan ideas positivas las cogemos. De hecho, fue un director de un centro público quien nos propuso flexibilizar el TIL en la ESO, con menos horas de inglés, e incentivar a los que hagan más. Nos gustó la idea y se la comentamos a la concertada, que también la vio bien, y eso permitió llegar a un acuerdo.

—Aunque luego se enturbiaron las relaciones al entender Escola Catòlica que el acuerdo suponía que se podrían dar más horas en una lengua que en otra.
—El porqué de esta interpretación lo tendrá que explicar el señor Alemany. Pero la orden habla de un equilibrio y eso supone similitud, nunca descompensación de horas que se imparten en cada lengua. Al no fijar porcentajes hemos querido dar libertad a los centros, pero el equilibrio no es duplicar las horas de catalán o castellano. Los inspectores serán los que valorarán este equilibrio.

—Acaba de decir que no tienen interlocutores que representen a la escuela pública ¿qué son entonces los sindicatos?
—Los sindicatos nos trajeron a la Assemblea de Docents, y ya dije entonces que no es posible negociar con un sistema asambleario, que no puede decidir nada en la mesa de reunión, donde se cerraban temas que luego las asambleas rechazaban. No avanzábamos, era imposible.

—¿Ha tenido ocasión de leer el libro que ha editado la Assemblea de Docents?
—No, la verdad es que lo encontré un día sobre mi mesa del despacho, pero tengo mucho trabajo. En verano no descarto nada. Lo que sí he visto por encima es el cómic y entiendo que a los políticos se nos pueda criticar, pero lo que no admitiré es que aparezca ningún o ninguna menor que sea reconocible y se exponga a la opinión pública, si ocurre lo pasaremos a Fiscalía.

—¿Cree que saldrá adelante la propuesta de aprobado general?
—No lo sé, es responsabilidad personal de cada docente. Recuerdo que no sería legal y además creo que los padres tendrían mucho que decir.

—¿Le molesta que se dé por hecho que el conseller en la sombra es el señor Estarellas?
—No me molesta porque no es así y los que me conocen saben que no puede ser así, por eso nunca me ha preocupado.

—¿Cree que si la oposición gana las elecciones cumplirá su promesa de retirar el TIL?
—Tengo una cosa clara, y es que cuando algo es bueno, la lógica siempre acaba imperando y por eso estoy segura de que el TIL no tendrá marcha atrás, por lo que al inglés se refiere, sea con este nombre o cualquier otro.