La moción defendida por el PP consta de cinco puntos, uno de los cuales rechaza las recientes declaraciones del director general de Movilidad, Antoni Verger, en relación al acuerdo del 24 de noviembre mediante el cual el Ayuntamiento aprobó por mayoría cualificada la paralización de la primera fase de construcción del tranvía y de su correspondiente estudio de impacto ambiental.
Ese mismo día, Verger defendió este «proyecto estrella» del Govern balear en esta legislatura y adelantó que el Ejecutivo autonómico no acataría el mandato del pleno y no paralizaría el tranvía.
En otro de los puntos, el Parlament insta al Govern a que promueva en colaboración con el Ayuntamiento de Palma y el Consell de Mallorca la apertura de un debate público con el fin de consensuar las modificaciones técnicas del vigente Plan balear de Transportes en la parte que afecta a la ciudad de Palma y su área metropolitana.
Estos tres puntos han salido adelante a pesar del voto contrario de PSIB-PSOE y Bloc, que sí han votado de manera favorable con PP y UM la petición de que se transfiera al Consell de Mallorca las competencias en materia de transporte terrestre propias.
También ha sido aprobado por unanimidad un quinto punto por el que se insta al Ejecutivo a que en cada actuación que lleve a término tenga en cuenta de «manera decidida» los acuerdos institucionales y las competencias de las instituciones públicas en aquello que el Govern pretenda implantar.
Además, se exige que el Ejecutivo autonómico coordine su actuación, «como es su obligación», con el resto de instituciones públicas para asegurarse una participación activa de las mismas.
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He vivido casi toda mi vida fuera de España, pero aún me interesa mucho lo que pasa en mi ciudad natal de Palma. La paralización del proyecto del tranvía sería un desastre para Mallorca; cada vez que visito la isla me asusta la cantidad de coches que apestan el aire y el ruído del tráfico. Espero que Mallorca siga el ejemplo de la ciudad donde vivo ahora, Bergen (Noruega), donde el tranvía nuevo, inaugurado éste verano, es un gran éxito.
350 ciudades repartidas por todo el mundo mantienen vigente este medio de transporte. París, San Francisco, Nápoles, Viena, Roma, Oslo, Viena, Manchester, Milán, Ginebra, Estocolmo, Colonia o La Haya son algunas de ellas.