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J.J.SERRA La Obra Cultural Balear (OCB) congregó ayer tarde a unas 150 personas en el teatro sindical de Comisiones Obreras para expresar su solidaridad con Saïda Sadouki, Antoni Mestre y Anastasia Shelyakina, quienes testimoniaron ante el público los casos que han sufrido de discriminación lingüística por hablar en catalán.

El caso de Saïda es más reciente. Esta joven marroquí, según relató, fue insultada en la Comandancia de la Guardia Civil, donde iba a trabajar como traductora de árabe, por dirigirse a los agentes en catalán, además de escuchar frases de desprecio hacia este idioma.

Antoni Mestre, un joven mallorquín, contó cómo fue retenido e insultado en los aeropuertos de Palma y Barcelona también por dirigirse en catalán a agentes de la Guardia Civil.

Anastasia Shelyanika, que tan sólo lleva en Mallorca dos años y medio y habla el catalán con una gran soltura, no fue atendida en un comercio de Portocristo por dirigirse al comerciante en la lengua de las Islas.

Jaume Mateu, presidente de la OCB, intervino para dar gracias a los tres protagonistas «por salvarnos la cara». Mateu recordó que el Estatut señala que nadie puede ser discriminado por usar el catalán y la obligación de las Administraciones de velar por los derechos lingüísticos. El vicepresidente, Tomeu Martí, animó a los inmigrantes a aprender el catalán y anunció movilizaciones y respuestas a cada «agresión a la lengua».