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De muy poco ha servido el tenso debate celebrado ayer en el Congreso en el que el presidente Zapatero iba a dar cuenta de sus propuestas para mejorar la situación política en materia antiterrorista. Zapatero pronunció un discurso cuyas premisas poco o nada han cambiado desde el inicio del proceso de paz: apuesta por un diálogo sin violencia y unas negociaciones con respeto al Estado de Derecho y fidelidad a la Constitución y a la ley.

Lo que volvió a intentar ayer y no lo consiguió fue obtener una unidad democrática frente al terrorismo a través de un gran consenso que uniera a todos los partidos y organizaciones sociales y cívicas más representativas, una propuesta nueva que fue rechazada por el líder de la oposición, que continuó abogando por un rechazo total al diálogo con los etarras como condición para formar parte de ese consenso y el regreso, por parte de José Luis Rodríguez Zapatero, al Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo.

El resultado del debate constata de nuevo el abismo que existe entre el PSOE y el PP, dos posturas irreconciliables hasta la fecha y casi sin posibilidades de reencuentro. Zapatero analizó la ruptura del proceso de paz, la oportunidad que tuvo el Ejecutivo de aprovechar el alto el fuego decretado por la banda terrorista en marzo de 2006 y el esfuerzo realizado para conseguirlo, así como la incompatibilidad de violencia y diálogo. Como novedades, el presidente reconoció su error al expresar un excesivo optimismo a favor de la paz la víspera del atentado de la T4 y lanzó el mensaje a ETA de la firmeza de los partidos democráticos contra el terrorismo, firmeza que, por el momento, se hace por separado y con métodos dispares. El debate, desafortunadamente, no tuvo el resultado esperado por la ciudadanía: una unión total para terminar con ETA.