La lluvia y el cielo gris no fueron impedimento para los miles de turistas que ayer llenaban las playas mallorquinas. Foto: TOLO LLABRÉS

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El calendario no da más de sí. Agosto y el buen tiempo tienen las horas contadas. ¿Qué hacer el último fin de semana del mes? La respuesta está en la playa. ¡Hay que aprovechar las últimas horas de sol en tranquilidad! Que la nueva temporada nos pille morenos y el trabajo, confesados. Ayer domingo había mucho movimiento en las playas mallorquinas a pesar del tiempo gris. Los bañistas retaron a la lluvia y cargaron el kit playero, el de siempre: toallas, las palas, las gafas... y la sandía y los embutidos para los más previsores.

Todo perfecto hasta que llegó la lluvia. «Intervalos nubosos», como dice el hombre del tiempo, que amenazaron las últimas horas de playa de este agosto olímpico. Pero ayer era día de caracoles, de lluvia y sol, de sacar la cabeza. Ya podía llover, que de ahí no se mueven las familias Mairata y Jover. Diez años viniendo a Can Pastilla dan para mucho. «Hemos visto que era una nube pasajera y por eso nos hemos quedado, cubiertos por la sombrilla». Y añaden: «Este verano hemos pasado mucho calor, así que bienvenido sea el frío». Los críos, que pronto volverán a madrugar, no lo tenían tan claro.

También les apenaba el fin de las vacaciones a Nina, Carolin y Maireke. Han estado una semana de vacaciones en la Isla, visitando Palma, parques acuáticos y haciendo el «Disco Tour». Pero mañana, estas tres alemanas de 18 años regresan a casa. Era su último día en Mallorca y querían pasarlo bajo el sol, que ayer se escondía. «Mejor esto que la lluvia que vamos a encontrarnos en Alemanía», comentaban mirando hacia arriba con los ojos repletos ya de nostalgia.

Tolo Llabrés