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PEDRO PRIETO
Esta vez la duquesa de Palma y sus hijos eligieron una playa pública para bañarse. Fue la de es Dolç, en la Colònia de Sant Jordi, frente a las costas de Cabrera, hasta donde llegaron en el «Fortuna», que fondeó cerca de la Illa de sa Guàrdia. Antes del baño, Pepote Ballester y su esposa visitaron a la Infanta en el yate real. Nos pareció ver también a bordo a su prima, María Zurita.

Como decimos, el viaje -o mejor, los dos viajes- del «Fortuna» a tierra lo hicieron en la zodiac. Tras ocupar una pequeña parcela en la playa, en la que plantaron las sombrillas, los niños se zambulleron en las aguas, donde luego jugaron durante un rato a lo típico en estos casos, que no es otra cosa que salpicarse uno a otro, cuando no vaciar encima del otro el cubo lleno de agua, todo esto entre risas y chapoteos.

A media tarde, merienda. Plátanos, que se comieron con presteza pues querían seguir jugando. Sin saber por qué motivo, cuando todos estábamos tan tranquilos, los escoltas se pusieron tensos y, a base de colocarse delante de nosotros, trataron de abortarnos lo que quedaba por hacer, el baño de la Infanta. Sobre las cinco y media de la tarde, regresaron de nuevo al «Fortuna», que de inmediato se puso en marcha rumbo a Palma, al fondeadero de Portopí.