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N. DOMBLÀS/J. TORRES La visita del presidente de Alemania, Johannes Rau, a Mallorca estuvo marcada por las tensiones protocolarias surgidas por el intento de representantes del Ministerio de Asuntos Exteriores por tratar de evitar, en primera instancia, y minimizar después la presencia del dirigente alemán en la Isla, según fuentes del Govern. Desde que comenzó a prepararse la agenda con la visita del presidente alemán, el Ministerio de Asuntos Exteriores sugirió la posibilidad de que, en lugar de Mallorca, Rau visitara otra comunidad autónoma. Sin embargo, el presidente germano se mostró firme en todo momento en su intención de visitar la Isla.

Una vez que el Ministerio comprobó la determinación del presidente alemán por visitar la Isla, desde el Ministerio, según las fuentes del Govern, se intentó que la visita fuera organizada por Madrid. Tampoco consiguieron su propósito, dado que el servicio de protocolo de Johannes Rau quiso controlar personalmente las cuestiones protocolarias en estrecha colaboración con el departamento correspondiente del Govern. Estas fuentes aseguraron que, un mes antes de la visita, personal adscrito a la Presidencia germana se desplazó a Mallorca para coordinar todos los preparativos de la visita.

La visita se saldó además con un mínimo incidente protocolario puesto que, mientras esperaban a que fotógrafos y cámaras de televisión se prepararan para tomar imágenes de la audiencia en el Consolat de la Mar, ambos presidentes y sus esposas permanecieron a solas en un despacho anexo. Funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores protestaron formalmente porque insistieron en que el presidente alemán debía estar en todo momento acompañado por uno de estos funcionarios. Esta situación provocó momentos de tirantez entre los organizadores.