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Tras la huelga general del pasado 20 de junio, ayer se conocieron los datos del paro de ese mes. Nada bueno. A tenor de las cifras, a lo largo de los últimos doce meses el desempleo aumentó en España en más de cien mil personas "cada día se van a engrosar las listas del paro 300 personas", a lo que hay que añadir el mal comportamiento de la inflación, lo que perjudica gravemente a consumidores, pensionistas y trabajadores.

Los sindicatos han respondido a estos datos con nuevas críticas hacia el Gobierno, que sigue hablando en términos positivos cuando la realidad se impone de forma cruel con más de un millón y medio de parados, a los que, de paso, les recorta algunos de sus derechos.

Si las cifras a nivel estatal son preocupantes, no lo son menos en Balears, donde en el mes de junio se registraron tres mil parados más que hace un año. Todo ello se inscribe en una situación económica realmenente poco satisfactoria, con un sensible descenso de los índices de ocupacion hotelera y de los movimientos de aviones y pasajeros en los aeropuertos insulares.

Como si no bastaran los problemas, o precisamente como consecuencia de los mismos, se anuncia ahora una huelga en hostelería. Empresarios y sindicalistas saben que una huelga llevada hasta sus últimas consecuencia significaría la puntilla definitiva para la temporada. Ni que decir tiene que Balears no se puede permitir, en mododalguno, otro conflicto que ponga contra la cuerdas nuestra ya deteriorada imagen turística. Por lo tanto, se impone la cordura y que se arbitren todas las medidas para evitar la huelga. Las dos partes deben llegar a un acuerdo antes de que sea demasiado tarde.