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La acampada, y posterior velada musical, organizada por la plataforma organizadora de la «anticumbre», comenzó unas horas antes de lo previsto y con polémica al filtrarse, desde el Ajuntament, que los activistas no tenían permiso para acampar en el Parc de la Mar y que este sólo se había solicitado «para organizar una fiesta musical». Esta situación se arregló tras unas horas de tensa negociación, tras las cuales, el Consistorio decició no prohibir el acto y, aunque tampoco dió su consentimiento expreso, garantizó a los organizadores que no habría desalojo.

Una vez solventadas las trabas burocráticas comenzaron los actos reivindicativos previstos por la plataforma organizadora. El primero de ellos, la marcha en bicicleta, contó la participación de entre 200 y 300 personas según los tramos. El recorrido comenzó en la Plaça d'Espanya, continuó por las Avenidas, la Plaça del Fortí, Ramón y Cajal, Avenida Argentina, Sa Faixina, Jaime III y Passeig del Born para concluir en el parc de la Mar. El objetivo de la marcha, en cuyo tramo final aparecían diversas pancartas y que fue escoltada en todo momento por varios furgones policiales y por un helicóptero, era concienciar a las autoridades de la necesidad de instaurar más carriles-bici y el de defender este medio de transporte frente a otros más contaminantes.

En este sentido se manifestó el director general de Mobilitat, Boro Miralles, quien alabó el proyecto de peatonización del centro de Ciutat a la vez que criticaba la falta de iniciativas del Ajuntament para crear una red de vías no motorizadas. También realizaron el recorrido el conseller de Treball, Eberhard Grosske, quien ironizó sobre la abundante presencia policial «dada la extrema peligrosidad de la marcha» y algunos miembros de la «marcha azul» que lograron conseguir alguna bicicleta. Precisamente una de ellas mostraba orgullosa la que le había prestado la propia consellera de Medi Ambient, Margalida Rosselló, que participó en la marcha con una mascarilla.

Ya en el Parc de la Mar los activistas comenzaron a montar una treintena de tiendas de campaña además de diversas mesas informativas y pancartas reivindicativas, la mayoría de ellas con el lema «Un altre Mediambient és possible». Por el césped, y entre jóvenes haciendo malabares, se pudo ver al director general de Treball, Fernando Galán, y a Marilena Tugores, de Esquerra Unida; Josep Benedicto, secretario general de Comisiones Obreras; Pep Juarez, de la CGT; y Rafel Pons representante de USO.

Por los alrededores de la acampada se podía ver, de tanto en tanto, a parejas de la policía vigilando que no ocurriera ningún incidente pero en ningún momento, al menos hasta la hora del cierre de esta edición, conminaron a los activistas a retirar las tiendas. Una vez que los manifestantes se habían instalado en sus tiendas comenzó la velada musical con el grupo Al-Mayurca que animó bastante el ambiente y ofreció a los paseantes la cara más amable de las protestas. Por delante, decían, les quedaba toda una noche para coger fuerzas de cara a la manifestación de esta tarde.