Los palmesanos acudieron en masa a la cita anual con el rastrillo del Club Elsa. Foto: JAUME ROSSELLÓ.

TW
0

El tradicional mercadillo del Club Elsa echó a andar, posiblemente con mejor pie que ningún otro año, pues al cierre de ayer se había recogido alrededor de dos millones de pesetas. Y eso que todavía lo mejor está por llegar: la subasta de cuadros y obras de arte, muebles antiguos y alguna que otra curiosidad, que tendrá lugar hoy, a mediodía, en la que, por ejemplo, saldrán cuadros antiguos, un interesante crucifijo, así como la ropita de acristianar de niño. Por lo demas, podrán encontrar obras interesantes "lienzos y litografías" de Juli Ramis, Coll Bardolet, Cándido Ballester, Onofre Prohens, Biquito Isasi, Nella de Viedma, Ronti, Margalida Magraner, Basilio Escudero, García Orell, Margarita Mateu, etc., una cerámica de María Cirer, así como una colcha de ganchillo antigua (200.000 pesetas de salida), cama, palos de golf, juego de cama antiguo, paragüero, reclinatorio, mesa de despacho, etc. Piezas únicas y, algunas, de gran valor, que saldrán entre las 2000 y las 200.000 pesetas.

Media hora antes de abrirse las puertas, la cola llegaba hasta la calle, y auguraba lo que luego sucedio: un lleno hasta la bandera, como se suele decir en estos casos. Y es que si por una parte está la curiosidad "¿qué se venderá?", por otra, las gangas, que siempre las hay (en realidad, todo es una ganga); por otra que el mercadillo se convierte en punto de encuentro, sobre todo en los mostradores del bar, por cierto muy bien surtidos; y por otra la función social del mismo: echar una mano al necesitado con lo que se obtiene a través de las ventas.