Los inmigrantes afirman haber ofrecido hasta 30.000 pesetas más por un alquiler y nunca han logrado cerrar un trato. Foto: CLICK.

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Estos 130 africanos, que duermen en tiendas de campaña, o ahora, con el calor que hace, a la fresca, debajo de los árboles o sobre colchonetas que descansan en terrenos que en un futuro inmediato se convertirán en talleres ocupacionales del centro de acogida al que, según como se mire, han transformado en una parte de Àfrica, pues uno entra allí y no hace más que ver negros por todas partes: senegaleses, ghaneses, mozambiqueño, nigerianos, tanzanos... gentes pacíficas y trabajadoras, que no buscan ni crean problemas, pero como hemos dicho, nos tememos que se han encontrado con uno que de no resolverlo puede originar otro.

«Hemos pretendido alquilar una casa», nos dice uno en nombre de los demás, «pero al vernos nos han rechazado».
«También hemos intentado alquilar la casa a través de una tercera persona, incluso ofreciendo 30.000 pesetas más de lo que pedían, pero al ver que somos negros no han cerrado el trato», dice otro, secundado por los demás.

«Así que no tememos otra salida que apelar a la caridad y a la solidaridad del pueblo mallorquín», retoma la palabra el primer portavoz. «Queremos trabajar en Mallorca, integrarnos en la isla, ser uno más entre ustedes...». El problema que pueden crear en el caso de que nadie les alquile la casa es que el 31 de este mes Ca l'Ardiaca cierra por obras, y estos 130 africanos se quedarán en la calle.