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«En los últimos veinte años la población de atún rojo en el Mediterráneo ha descendido un 80 por ciento. De continuar así las cosas en pocos años no quedarán ejemplares que pescar, indicó ayer el director de Greenpeace España, Xavier Pastor, a bordo del buque Greenpeace en Palma junto a Ricardo Aguilar, director de la actual campaña.

«Una flota pirata de 50 barcos, con palangres de 100 kilómetros de longitud y más de 2.000 anzuelos, que opera bajo bandera de conveniencia, sin regulación laboral y al margen de los convenios internacionales, se reúne en torno al mar balear por estas fechas con el beneplácito de algunos puertos españoles como Las Palmas o Cartagena, donde repostan o envían su mercancía por via aérea», señalaron. La organización ecologista ha realizado un seguimiento de las operaciones ilegales para confeccionar una completa relación donde figuran los nombres de las unidades y empresas implicadas. Empresas españolas figuran también bajo la firma Infitco, que gestiona las empresas Suam, Secopa y Satem con unidades abanderadas en Sierra Leona, Honduras y Ghana, denuncia Greenpeace.

Japón es el principal destino del atun rojo capturado en el Mediterráneo, que es su única zona de desove. En este país asiático alcanza un precio muy elevado, equivalente a unas 5.600 pesetas el kilo. Por una sola pieza se ha llegado a pagar casi 6 millones de pesetas, con lo que la elevada demanda en este mercado impulsa su extinción comercial.