Protesta en Israel. | Reuters - Yemeli Ortega

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Israel protestó este viernes por el permiso que concedieron autoridades de Suecia para que se queme una Torá (texto sagrado del judaísmo) y una Biblia frente a la embajada israelí en Estocolmo, tras el revuelo e indignación que causó la quema de un ejemplar del Corán el pasado mes de junio.

«Condeno inequívocamente el permiso otorgado en Suecia para quemar libros sagrados. Permitir la desfiguración de textos sagrados no es un ejercicio de libertad de expresión, es una incitación flagrante y un acto de puro odio», indicó el presidente de Israel, Isaac Herzog, en un comunicado. «Condené la quema del Corán, sagrado para los musulmanes de todo el mundo, y ahora estoy desconsolado porque el mismo destino le espera a la Biblia judía, el libro eterno del pueblo judío», añadió.

En nombre de la libertad de expresión, una persona de origen iraquí quemó a finales de junio un ejemplar del Corán frente a una mezquita de Estocolmo, un acto al que acudieron unas 200 personas, con fuerte presencia policial al coincidir con la fiesta del sacrificio musulmana, pero sin que se desarrollasen incidentes graves.

Ese acto, permitido por la Policía sueca, fue condenado a nivel popular y oficial en el mundo árabe e islámico, y países como Arabia Saudí, Marruecos, Jordania y Emiratos Árabes Unidos convocaron a los embajadores suecos ante sus capitales para expresarles su rechazo. Ahora, las autoridades de Suecia dieron autorización para que este próximo sábado se queme un ejemplar de la Biblia y de la Torá frente a la embajada israelí en Estocolmo, según informa la radio sueca Sveriges.

«Quemar un rollo de la Torá es un crimen de odio, una provocación y un daño grave al pueblo judío y la tradición judía», consideró este jueves el ministro de Exteriores israelí, Eli Cohen, quien pidió al embajador de Israel en Suecia, Ziv Nebo Coleman, actuar «de todas las formas necesarias para evitar este vergonzoso incidente».

Además, autoridades diplomáticas del Estado judío llamaron al embajador de Suecia en Israel para señalarle «la seriedad con la que Israel ve la aprobación de la Policía de daños a objetos sagrados del judaísmo». El rabino del Muro de las lamentaciones en Jerusalén, Shmuel Rabinowitz, dijo en un comunicado que «las autoridades suecas se mantienen débiles, murmurando palabras vacías sobre la libertad que se ve mermada ante acciones tan terribles».

«Así no es como se ve la libertad; así es como se ve la pérdida de una brújula moral». Por su parte, el embajador de Israel en Suecia, Ziv Nevo Kulman, expresó en Twitter su «rotundo» rechazo a «la quema de libros sagrados de cualquier religión, como un acto de odio y falta de respeto, que nada tiene que ver con la libertad de expresión».

Pakistán, epicentro de las protestas contra la quema del Corán en Suecia, solicitó en nombre de los países musulmanes una sesión urgente del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Durante esa sesión, llevada a cabo el martes, representantes de derechos humanos de la ONU estimaron que la quema del Corán puede haber sido, más que un acto espontáneo, una acción preparada que utilizó a una religión para provocar odio hacia grupos minoritarios o marginados.